Shakespeer y Shakespeare.


Shakespeer
acontece en un cruce improbable de dos sentidos.

El primero, en la unión de dos palabras: shake [-up] (sacudir, agitar, remover bruscamente; debilitar, desalentar... pero también zafarse, liberarse). Y peer que, en una de sus acepciones señala a quienes son pares en un grupo (por edad, posición social y/o habilidades) y en laotra acepción describe la posesión de título nobiliario en el Reino Unido (esto incluye a quienes alcanzan honor de
Lord y por eso su lugar en la Cámara).

El segundo sentido es más intuitivo: la similitud fonética con el apellido del genial William, quien conocía varios (más) de los vericuetos del corazón humano.


En ese cruce breve, en ese chispazo más que improbable, en ese enlace natural, se despliega este blog.


08/06/2011

Salve Dziga Vertov!

       De 'Entusiasmo' (Vertov, 1930) 
imagen MOMA
Sabía que el melodrama cinematográfico es el opio de los pueblos. La fabulación burguesa vedaba la vida tal y como es (era). Y agregaba: 'nosotros/as consideramos simplemente que lo esencial en el cine es fijar los documentos y hechos, fijar la vida y los acontecimientos históricos'.

Su cámara rompía la maldición de la inmovilidad del ojo humano y así, ese cine-ojo se deshacía de la -ahora- no tan ineludible estructura de tiempo-espacio, y por fin (POR FIN) podía coordinar todos los puntos del universo... porque podía registrarlos. La misión de todo ello era a toda vista exitante: crear una nueva percepción del mundo: ¡La posibilidad de ver un mundo desconocido! Aunque no era tan simple, o, al menos, no tan inmediato: antes había que pasar por la labor de montaje, donde todas esas tomas, se organizarían temáticamente para que el mismo todo se convirtiese en verdad.

La cámara tenía que alejarse cada vez más de la simple copia: sobreimpresiones, pantallas que se parten, mosaicos, pantallas en espejo, picados y contrapicados, movimientos acelerados, montaje rítmico y de acción invertida... Distanciándose de como vemos con los ojos al desnudo, nos hace captar más con ellos. Lo real proviene de haber hecho -de un modo específico- una construcción 'irreal'. Es una 'artificialidad' que expande la acotada naturaleza de nuestros ojos. Y el trabajo restante, pues lo hará la mente, cosiendo esas partes, asociándolas, resignificándolas. La cámara no es un modo cómodo de recabar datos y más datos, sino un facilitador, para que nuestros ojos, capten y trabajen más de lo que la selección natural en su evolución le han dado. 


Esto era sólo una parte de su entusiasmo. Y es, además, una parte pequeña, mínima, de todo lo que le debemos. Salve, Dziga Vertov!




01/06/2011

Bendito Fracaso.

Hace unos seis años, un señor que había fracasado -luego de ser exitosísimo-, dio un discurso a los graduados de la Universidad de Stanford en Estados Unidos. La razón de ello fue que, volvía a ser exitosísimo en otro emprendimiento, y hasta llegó, por medio de él, a ser recibido en el lugar del que lo habían echado en primero lugar. Su nombre era Steve Jobs. Es el presidente/CEO de la Apple Computers y de los Estudios Pixar. Y la historia de su bendito fracaso, es la que sigue:



Tuve suerte — supe pronto en mi vida qué era lo que más deseaba hacer. Woz y yo creamos Apple en la cochera de mis padres cuando tenía 20 años. Trabajamos mucho, y en 10 años Apple creció de ser sólo nosotros dos a ser una compañía valorada en 2 mil millones de dólares y 4.000 empleados. Hacía justo un año que habíamos lanzado nuestra mejor creación — el Macintosh — un año antes, y hacía poco que había cumplido los 30. Y me despidieron. ¿Cómo te pueden echar de la empresa que tú has creado? Bueno, mientras Apple crecía contratamos a alguien que yo creía muy capacitado para llevar la compañía junto a mí, y durante el primer año, más o menos, las cosas fueron bien. Pero luego nuestra perspectiva del futuro comenzó a divergir, y finalmente nos apartamos completamente. Cuando eso pasó, nuestra Junta Directiva se puso de su parte. Así que a los 30 estaba fuera. Y de forma muy notoria. Lo que había sido el centro de toda mi vida adulta se había ido, y fue devastador.

Realmente no supe qué hacer durante algunos meses. Sentía que había dado de lado a la anterior generación de emprendedores – que había soltado el testigo en el momento en que me lo pasaban. Me reuní con David Packard [de Hewlett Packard] y Bob Noyce [inventor del circuito integrado Intel], e intenté disculparme por haberla fastidiado tanto. Fue un fracaso muy notorio, e incluso pensé en huir de Silicon Valley. Pero algo comenzó a abrirse paso en mí — aún amaba lo que hacía. El resultado de los acontecimientos en Apple no había cambiado eso ni un ápice. Había sido rechazado, pero aún estaba enamorado. Así que decidí comenzar de nuevo.

No lo vi así entonces, pero resultó ser que el que me echaran de Apple fue lo mejor que jamás me pudo haber pasado. Había cambiado el peso del éxito por la ligereza de ser de nuevo un principiante, menos seguro de las cosas. Me liberó para entrar en uno de los periodos más creativos de mi vida.

Durante los siguientes cinco años, creé una empresa llamada NeXT, otra llamada Pixar, y me enamoré de una mujer asombrosa que se convertiría después en mi esposa. Pixar llegó a crear el primer largometraje animado por ordenador, Toy Story, y es ahora el estudio de animación más exitoso del mundo. En un notable giro de los acontecimientos, Apple compró NeXT, regresé a Apple, y la tecnología que desarrollamos en NeXT es el corazón del actual renacimiento de Apple. Y Laurene y yo tenemos una maravillosa familia.

Estoy bastante seguro de que nada de esto habría ocurrido si no me hubieran echado de Apple. Creo que fue una medicina horrible, pero supongo que el paciente la necesitaba. A veces, la vida te da en la cabeza con un ladrillo. No pierdan la fe. Estoy convencido de que la única cosa que me mantuvo en marcha fue mi amor por lo que hacía. Tienen que encontrar qué es lo que aman. Y esto vale tanto para su trabajo como para sus amantes. El trabajo va a llenar gran parte de sus vidas, y la única forma de estar realmente satisfecho es hacer lo que consideran un trabajo genial. Y la única forma de tener un trabajo genial es amar lo que hacen. Si aún no lo han encontrado, sigan buscando. No se conformen. Como en todo lo que tiene que ver con el corazón, lo sabrán cuando lo hayan encontrado. Y como en todas las relaciones geniales, las cosas mejoran y mejoran según pasan los años. Así que sigan buscando hasta que lo encuentren. No se conformen.




Si pudo lograr su éxito descomunal dos veces (su fracaso, estuvo determinado por decisiones ajenas), parece que habría que hacerle caso.





30/05/2011

Sin título (XIV)



Antes de la iluminación, cortar leña y llevar agua.
Después de la iluminación, cortar leña y llevar agua.




Koan zen






De Arriba para Abajo (y viceversa).

Dejemos de lado los detalles prescindibles: el nombre de pila del profeta, sus discípulos, el momento en que esta historia fue narrada por primera vez (aunque nos separa de ello varios siglos, la vigencia no se perdió en ese camino), y hasta el exegeta que la recrea. Hagámosla válida para cualquier creencia, digna de cualquier maestro, válida para todo discípulo, vigente en todo tiempo, y hasta pasible de ser recreada aquí, con tan poca destreza.


Un día, unos discípulos creyeron que era una buena ocasión para que sus vidas se despegasen del humilde origen que les había tocado: tenía que hacerse realidad, por fin, el salir del anonimato, el comenzar a dominar y finalmente ocupar los primeros puestos de lo que sería el nuevo orden que inauguraría su maestro. Luego de decírselo, el guía decidió invitarlos a lo alto de una montaña. Ellos pensaron que así, además, podrían eludir todo lo que pasaba debajo de esa altura, donde los actualmente poderosos, querían erradicar a su profeta para evitar que siguiese con sus enseñanzas. Pero el Maestro, una vez arriba, les mostró la esencia de su mensaje y los invitó a bajar de la montaña junto a él... Y ésa era su valiosísima enseñanza. 

Con los discípulos pasó lo que sigue pasando a diario: los de abajo, desean subir sólo para quedarse arriba y nunca bajar. Por eso el más sabio de esos hombres los invitó a que bajen, a que vuelvan a la gente, al mundo, a la tarea cotidiana y al servicio interminable. Así les mostró que debería dejar de haber unos arriba y otros abajo, pero para lograrlo, los de abajo deberían renunciar a subir y permanecer arriba, y los de arriba deberían bajar para servir sin fin. 






21/05/2011

¿'Buddha' o 'Buda'?

Hay cosas que parecen estar más allá de la ortografía. Y aún de los purismos. Una de esas tantas, es el criterio de Ronald Martínez-Lahoz y Alejandro Córdova*, para la palabra que nomina al ilumnado, al despierto, al Buddha. La palabra como la conocemos ('Buda'), es la versión castellanizada de la original: 'Buddha'. La verdadera diferencia reside en que, la original mantiene el significado inscripto en su raíz pali, lengua en la que se escribe 'Budha' y significa, específicamente, despertar, iluminar. A esa raíz 'budha' se le coloca el sufijo de derivación primaria ta y se obtiene Buddha.


Buddha designa, como ya se dijo, al ser totalmente despierto, totalmente iluminado; por eso no es un nombre propio -y como tal modificable-, sino que es un adjetivo usado para designar al Completamente Iluminado. En algunas lenguas, se mantiene esa transliteración del vocablo original, como por ejemplo, en inglés y alemán, o bien 'Bouddha' en francés. Para el caso de las palabras derivadas, conformadas por los sufijos -ismo, -ista, -ico, se mantiene la base derivativa, y por ello se emplea Buddhismo, Buddhista o Búddhico, en coherencia con el procedimiento empleado con la voz principal.

Es posible que el corrector de Microsoft Word o de algún otro servicio de Google -como Blogger mismo- se embandere de rojo al no reconocerla entre su vocabulario... o que alguien que lea el término, piense que viene de una pluma bastante snob, pero existe una razón muy válida para ignorar a todos ellos, y todo budista la conoce: esas opiniones son una simple ilusión. Lo ventaja para ellos es que, hacerse eco de la palabra 'Buddha' o 'Buda', también lo es.




* de entre todas las producciones hechas para el Fondo Damma Dana.


20/05/2011

Los Hombres Huecos

Vaciados por perseguirla.
(pero no lo dice Eliot, que sólo señala la vacuidad.
La razón de ella en el deseo, es una sospecha mía...)

...o la transición (quiero decir, que el post debería haberse titulado: 'Los hombres Huecos o la Transición'. Transición de 'El Jugador' de Dostoievsky al mundo trifásico de estos hombres vacíos, el Corazón de las Tinieblas de Conrad y Apokalypse Now de Cóppola).

Ingresar a ese mundo de tres fases por el poema es una posibilidad. Las otras dos son, obviamente, la película y la novela de 1902. Sin duda no existe una razón interesante -o que importe en el más mínimo sentido- para escoger por alguna primero (están las tres imbricadas irremediablemente: el poema dentro de la película, la película basada en la novela y el poema inspirado en la novela), así que tomemos el caso del poema, simplemente.

Por suerte, aquí ahorraré la parte más desagradable: el trabajo sucio (y sacrílego al mismo tiempo). Me refiero concretamente a la traducción, pecado que cometerá Jaime Augusto Shelley. Y además, de afirmar algunas cosas acerca de T.S. Eliot, como que publica el poema en 1925, en medio de una desdicha conyugal. Pero, desdichado e el amor pero afortunado en los negocios, ese año ingresa a la Casa Faber. Ya había mostrado su  Waste Land -otro canto igual de autobiográfico- es también un homenaje al Dante del Canto Tercero de la Commedia, que mostró personajes anónimos que divagan sin consuelo, apartados de la inteligencia de Dios. Esta circunstancia reside detrás (adelante, al lado, en diagonal y por debajo) del poema de Eliot. Al menos, para J.A. Shelley (prefiero quedarme con lo que el autor dejó expreso -en un detalle prescindible e innegable como es sus dos epígrafes-: Mistah Kuriz - él muerto (está dicho de manera incorrecta -sin verbo-, porque expresa el modo de hablar del sirviente de Marlow) y Una monedita por el viejo Guy!' es la frase que suelen decir los niños cuando piden una moneda para comprar pirotecnia en los festejos del 5 de noviembre, el Día de Guy Fawkes, quien intentó incendiar el Parlamento inglés en 1605). Primero, la pluma de Eliot. Luego, la pluma sacrílega. Y al final de todo eso, se encontrarán una yapa.



The Hollow Men (1925)



'Mistah Kuriz --he dead'.

'A penny for the Old Guy!'

I
We are the hollow men
We are the stuffed men
Leaning together
Headpiece filled with straw. Alas!
Our dried voices, when
We whisper together
Are quiet and meaningless
As wind in dry grass
Or rats' feet over broken glass
In our dry cellar
Shape without form, shade without colour,
Paralysed force, gesture without motion;
Those who have crossed
With direct eyes, to death's other Kingdom
Remember us - if at all - not as lost
Violent souls, but only
As the hollow men
The stuffed men.

II
Eyes I dare not meet in dreams
In death's dream kingdom
These do not appear:
There, the eyes are
Sunlight on a broken column
There, is a tree swinging
And voices are
In the wind's singing
More distant and more solemn
Than a fading star.
Let me be no nearer
In death's dream kingdom
Let me also wear
Such deliberate disguises
Rat's coat, crowskin, crossed staves
In a field
Behaving as the wind behaves
No nearer -
Not that final meeting
In the twilight kingdom

III
This is the dead land
This is cactus land
Here the stone images
Are raised, here they receive
The supplication of a dead man's hand
Under the twinkle of a fading star.
Is it like this
In death's other kingdom
Waking alone
At the hour when we are
Trembling with tenderness
Lips that would kiss
Form prayers to broken stone.

IV
The eyes are not here
There are no eyes here
In this valley of dying stars
In this hollow valley
This broken jaw of our lost kingdoms
In this last of meeting places
We grope together
And avoid speech
Gathered on this beach of the tumid river
Sightless, unless
The eyes reappear
As the perpetual star
Multifoliate rose
Of death's twilight kingdom
The hope only
Of empty men.

V
Here we go round the prickly pear
Prickly pear prickly pear
Here we go round the prickly pear
At five o'clock in the morning.
Between the idea
And the reality
Between the motion
And the act
Falls the Shadow
For Thine is the Kingdom
Between the conception
And the creation
Between the emotion
And the response
Falls the Shadow
Life is very long
Between the desire
And the spasm
Between the potency
And the existence
Between the essence
And the descent
Falls the Shadow
For Thine is the Kingdom
For Thine is
Life is
For Thine is the
This is the way the world ends
This is the way the world ends

This is the way the world ends
Not with a bang but a whimper.




Los Hombres Huecos (1925)


I

Somos los hombres huecos
Los hombres rellenos de aserrín
Que se apoyan unos contra otros
Con cabezas embutidas de paja. ¡Sea!
Ásperas nuestras voces, cuando
Susurramos juntos
Quedas, sin sentido
Como viento sobre hierba seca
O el trotar de ratas sobre vidrios rotos
En los sótanos secos

Contornos sin forma, sombras sin color,
Paralizada fuerza, ademán inmóvil;
Aquellos que han cruzado
Con los ojos fijos, al otro Reino de la muerte
Nos recuerdan —si acaso—
No como almas perdidas y violentas
Sino, tan sólo, como hombres huecos,
Hombres rellenos de aserrín.

II
Ojos que no me atrevo a mirar en sueños
En el reino del sueño de la muerte
Allí no aparecen:
Allí, los ojos son
Rayos de luz sobre una columna rota
Allí, es un árbol que se agita
Y voces
En el viento cantando
Más distantes y más solemnes
Que una estrella que se apaga.

No me dejen adentrarme más
En el reino del sueño de la muerte
Permítanme también que use
Disfraces convenientes
Piel de rata, plumaje de cuervo, maderos en cruz
Esparcidos por el campo
Comportarme como lo hace el viento
No más allá—

No ese encuentro último
En el reino crepuscular.

III
Esta es la tierra muerta
Esta es la tierra de los cactos
Aquí se erigen
Imágenes de piedra, aquí reciben la súplica
De la mano de un hombre muerto
Bajo el parpadeo de una estrella agonizante.

¿Es esto así
En el otro reino de la muerte
Despertar a solas
A la hora en que temblamos de ternura?
Labios que quisieran besar
Formulan oraciones a la piedra rota.

IV
Los ojos no están aquí
No hay ojos aquí
En este valle de estrellas moribundas
En este valle hueco
Esta quijada rota de nuestros reinos perdidos

En éste el último de los lugares de reunión
Nos agrupamos a tientas
Evitando hablar
Congregados en esta playa del tumefacto río
Ciegos, a menos
Que los ojos reaparezcan
Como la perpetua estrella
La rosa multifoliada
Del reino crepuscular de la muerte
La esperanza única
De los hombres vacíos.

V
Y damos vueltas al nopal
Al nopal, al nopal
Y damos vueltas al nopal,
A las cinco de la mañana.

Entre la idea
Y la realidad
Entre el movimiento
Y el acto
Cae la sombra
Porque Tuyo es el Reino

Entre la concepción
Y la creación
Entre la emoción
Y la respuesta
Cae la sombra
La vida es muy larga

Entre el deseo
Y el espasmo
Entre la potencia
Y la Existencia
Entre la esencia
Y el descenso
Cae la Sombra
Porque Tuyo es el Reino

Porque Tuyo es
La vida es
Porque Tuyo es él.

Así es como se acaba el mundo
Así es como se acaba el mundo
Así es como se acaba el mundo
No con un golpe seco sino un gemido.




La Yapa:
El Kurtz de Brando y Cóppola, nos recuerda que los hombres están huecos:








15/05/2011

Es Palabra de Bart Simpson II

Aquí va la segunda parte de las enseñanzas bartianas para una vida digna de todo pequeño demonio, que se precie de tal. Estas dos secciones me parecieron las más graciosas. La primera, tiene que ver con una encuesta oficial de Bartolomeo Simpson acerca de dónde vienen los bebés. La segunda, enumera modos de volver locos a los padres (alguno practicado en mi caso, y temido en la actualidad, ahora que me encuentro del otro lado del mostrador...). Vean si no son simpáticos:


¿De dónde vienen los bebés?

Marge: 'eeee... espera a que vuelva tu padre y él te lo explicará'.
Milhouse: 'los hacen los pequeños elfos felicies en el Polo Norte'.
Edna: 'Maridos ineptos se los dan a sus jóvenes ý núbiles secretarias. Los mejores años de mi vida echados en el retrete y ahora juega a papás y mamás con esa bollycao de su secretario. ¿Satisfecho?'
Ralph (el hijo del policía regordete): 'Mis padres me han contado que me eligieron en un catálogo de venta por correspondencia'.
Todd Flanders: 'No estoy seguro, pero puedes irte al infierno por hacerme esa pregunta.
Willie: 'Vuélveme a hacer esta pregunta muchachito, te verás realizando tu pequeña encuesta desde el fondo de un pozo'.
Barney: 'Oh, Dios mío! Estoy embarazado de nuevo?'
Moe: 'No te preocupes, Barney. Haré un hombre de ti'.
Lisa: 'Se que tú eres el resultado de un experimento biogenético que salió mal. Pero mamá y papá me hicieron jurar que guardaría el secreto, así que si se los preguntas, se negarán'.
Kent Brockman: '¿Bebés? Bebés... vamos a ver... hmmm... ¿por qué no le preguntas a aquél estudiante universitario?'
Krusty: 'Debido a la gran cantidad de cartas recibidas por Krusty, sentimos decirte que no puede contestar a tu pregunta. ¡No se pierdan el programa, chicos!
Nelson: 'A juzgar por tu aspecto, yo diría que del zoológico! Joa-Joa!'
Abuelo Simpson: '¿Rabia? Ponte esta cataplasma de mostaza en el pecho en seguida te sentirás mejor'.
Homero: 'Ve a preguntarle a tu madre'.



Cómo Volver Locos a los Padres:

En el Coche:
-No ir al baño antes de salir de viaje.
-Preguntar '¿Ya llegamos?' cada 30 segundos.
-Espera a que estén en un tramo de autopista desolado, y diles que te mueres de hambre.
-Gime.
-Empieza una competición con tu hermanita a ver quién puede chillar con voz más aguda.
-Expresa tu malhumor mediante escupitajos, sollozos, malas caras y aullidos.

En la Iglesia:
-Aplaude el sermón.
-Retuércete.
-Haz garabatos en el misal.
-Cuando pasen la bandeja, róbate unas monedas.
-Impaciéntate.
-Si el sacerdote te mira, sácale la lengua.
-Bosteza.
-Duérmete.
-Ahora, ronca.
-Eructa con fuerza en la homilía.
-Mira fijo a quienes están en el banco posterior al tuyo.

En el Supermercado:
-Mete furtivamente artículos en su carro de compra (latas de conserva, uñas postizas, etc.)
-Di que te has perdido y haz que llamen por los altavoces a tu mamá.
-Haz malabarismos con los huevos más caros.
-Lame la fruta.
-Cómete todo lo que puedas antes de llegar a la caja.
-Exige sentarte en el carrito.
-Saquea las cajas de cereales -y demás- y quédate con los premios.
-Intenta quitar la lata de abajo de la gran pirámide de conservas.

En el Restaurant de Moda:
-Pide un almohadón para tu silla.
-Llama 'garcon' al mozo.
-Átate la servilleta a la cabeza.
-Come con los dedos.
-Pide saludar al chef.
-Come sól unos bocados  deja la comida diciendo que te duele la panza.
-Pide que te cambien el agua alegando que no está lo bastante fría.
-Si tus padres no te dejan pedir postres, dales una rabieta.

SIEMPRE:
DILE A TUS PADRES QUE LES QUIERES TANTO, TANTO, QUE NUNCA, NUNCA, TE IRÁS DE TU CASA.



Esos fueron los mejores consejos de Bart (dignos de él mismo, claro)...


Y por cierto, dividir este post en dos partes, fue de las ideas menos cómodas que he tomado en este blog (así que descarto, de aquí en adelante, cualquier corrección en el arte de bloguear).







Es Palabra de Bart Simpson.

Ese curioso niño, que si no fuese amarillo, tuviese cuatro dedos y nueve picos por cabellera, sería un ser humano con piel rosada, cinco dedos y con cabello (que podría estar comenzando a desertar de la batalla, dado que ya se acercaría a la treintena); tendría como nombre de pila un simple 'Matt' y con su apellido, Groening, completaría el titular de una gran fortuna hecha a costa de la vida de esa familia tan, tan, pero tan imperfecta como The Simpson (y como todas las demás familias existentes, aunque no tan televisadas, claro...). Entre todo el maremagnum de merchandising que estos dibujos han generado, hace más de una década, salió una guía para la vida, escrita por este pequeño demonio, y que, aún cuando está destinada a preadolescentes y adolescentes, al igual que con la mayoría de los dibujos animados o películas de animación  destinadas a niños (como videojuegos y juguetes, en casos más graves que el mío) también la leímos algunos adultos. Vale decir que tiene cosas graciosas y otras simpáticas e interesantes -a un mismo tiempo-. Unas pocas de ellas son sus consejos, como:


Preguntas Irritantes para tu Profe:
¿Cómo podemos saber que el cielo no es en realidad verde y nosotros somos daltónicos?
Lo que nos enseñan, ¿sirve para algo en la vida real?
¿Por qué somos amarillos?
Preguntas para Incordiar a tu Profesor de Religión:
¿Por qué existe el sufrimiento?
Si existe la vida en otros planetas ¿Hay alienígenas en el Cielo?
¿Está el Hombre de Neanderthal en el Cielo?
¿No cree que la dicha eterna, con el tiempo, debe acabar haciéndose aburrida?
Si contara un chiste muy, muy bueno, ¿podría hacer reír a Dios?

Cielo (Todd, uno de los hijos de Flanders) contra Infierno (Bart): ¿Qué es mejor?
Bart: Bandas de rock duro.
El Hijo de Flanders: Coros angelicales.
Bart: No tener que ver nunca más a la abuelita.
El Hijo de Flanders: Ver de nuevo a la abuelita.
Bart: Pica y rasca.
El Hijo de Flanders: Todas las pequeñas criaturas de Dios.
Bart: Dr. Frankenstein
El Hijo de Flanders: Dr. Seuss
Bart: Gaitas chirriantes.
El Hijo de Flanders: Paz y tranquilidad.
Bart: Gigantezcas lenguas de fuego.
El Hijo de Flanders: Una gran sección de no-fumadores.
Bart: Telefilmes.
El Hijo de Flanders: Visiones celestiales.
Bart: Ningún orden.
El Hijo de Flanders: El orden celestial de las cosas.
Bart: Negras mortajas.
El Hijo de Flanders: Nubes esponjosas.
Bart: Interminables solos en batería.
El Hijo de Flanders: Dicha eterna.
Bart: Fuego y azufre.
El Hijo de Flanders: Leche y miel.
Bart: Chicas motoristas tatuadas.
El Hijo de Flanders: Querubines de mejillas sonrojadas.
Bart: Atila, el Rey de los Hunos.
El Hijo de Flanders: Winnie-the-Pooh.
Bart: Fiestas locas.
El Hijo de Flanders: La armoniosa reunión de todas las razas y todas las creencias.  


La Vieja estrategia del 'agujero en el balde' (a colación del arte de no hacer nada, y evitar que [tu] Homero te mande a hacer algo en la casa):


Homero (enojado, al lado de Bart): -Bart, barre la escalera!
Bart (mirando TV en el sofá): -¿Con qué voy a barrerla?
Homero: -¡Intenta con la escoba!
Bart: -La escoba tiene el palo roto.
Homero: -Pues arréglala!
Bart: -¿Con qué?
Homero: -Prueba con la barra de la cortina.
Bart: -Pero la barra de la cortina es demasiado larga.
Homero: -¡Pues córtala!
Bart: -¿Con qué? 
Homero: -¡Prueba con la sierra!
Bart: -¿Dónde está la sierra?
Homero: -En el garaje.
Bart: -El garaje está hecho un asco.
Homero: -Pues límpialo.
Bart: -¿Y con qué podría limpiarlo?
Homero: -¡Con la escoba!
Bart: -Pero es que la escoba tiene el mango roto.
(repetir, si es necesario, hasta que el padre lo entienda).




Restan dos pasajes más (que me resultaron MUY buenos). Los dejo para un próximo post inmediato, porque los posts largos (uno de los principales defectos de este blog, entre otros), son algo que ya debería comenzar a  mejorar (aún cuando sepa que me olvidaré de ello y nunca lo lograré completamente)...


Dos Detalles Indescriptibles...


Aquí hay algo que falla...
Escribía un post nada bueno -como los demás- pero sin duda sobre obras realmente valiosas, cuando dos detalles de la 'realidad' (=lo que es presentado como ella) se cruzaron por aquí... Lo único bueno, es que dejaré que hablen por sí solas (ahorrando la innecesaria pérdida de tiempo propia y ajena a quienes lean).

El primero, es una publicidad en un canal de TV por cable conocido como Glitz (al que me abono cuando pasan, como hoy, un programa donde puedo escuchar a Jerry Seinfeld y Alec Baldwin -con una chica que hace un buen relleno y un conductor simpático- hablando en un living, sobre situaciones que seguro nada tienen de reales, pero que remiten a problemas cotidianos que muchas veces surgen en la convivencia de pareja... El punto es que en una tanda, enviaron una promoción de un programa que aparentemente se dedica a armar parejas, con una también aparente profesional (de un temible perfil obse, si me permiten la psicología barata por un segundo) que se ocupa de la tarea. La señorona cobra bastante por ello y también se la ve bastante preocupada por lograr su tarea (quiero decir, la unión de dos individuos, no su felicidad, claro está). En alguno de esos 'reportajes' tan usuales en los reality show -donde el protagonista narra sus experiencias a un interlocutor que no  aparece en cuadro y está con la cámara fija a su lado-, la celestina asegura: 'Realmente estoy haciendo, de algún modo, un servicio a la humanidad'.


El segundo detalle, seguramente será 'carne de análisis' para semiólogos... como para cualquier persona que pueda articular la realidad con palabras (que sería, casi la totalidad del género humano). Es el extracto de una nota en un diario argentino de muy baja calidad (específicamente El Día, de la ciudad de La Plata), donde, comentando la situación de una modelo que perdió un embarazo con su pareja -como desgraciadamente le pasa a tantas otras a diario, aunque no salgan en el diario del domingo-, encuentra en ello la ocasión para  narrar la vida de esta señorita. En esa tarea, el inspirado periodista que escribe, hace una afirmación de ofensiva moralidad. Dejo, mejor, hablar a su pluma: '(...) Esa peritonitis, cuando tenía apenas 18 años, le costó algo más que un bebé. Ese día terminó para ella su carrera de tenista (....)'. 


Tal vez lo único bueno de todo esto, es que las dos situaciones son detalles, y todos sobreviviremos a su existencia... Pero qué curioso que en la realidad existan estos meros detalles que -aún cuando absurdos- pueden resultar un parámetro para algunas personas. Y es con esas mismas personas -que no sabemos con certeza quiénes son- tenemos que sobrevivir a diario...




13/05/2011

¡Vamos Cottard!

Entre tantas otras cosas que dejan huella de La Peste de Albert Camus (y que ya señalamos tres como genialidades, pero que por nada alcanzan a señalar todo lo que ese fuertísimo libro tiene entre sus líneas)*, está un pasaje curioso, gracioso, imposible de no rescatar como una bandera. El protagonista es Cottard, el libertario temeroso de ser encarcelado, que alterna entre el suicidio, sus asuntitos en el mercado negro, la obsesión por causar buena impresión en los demás (para que lo salven de la cárcel), prolongar el período de peste (también -por mal que suene- para que lo salve de la cárcel). Cottard es, definitivamente, un hombre mezquino (o que se ha tornado tal, por causa de algunas circunstancias, si es que prefieren verlo así... en cualquier caso, el resultado es igual de desagradable).

Pero, como todo tiene sus excepciones (todos los héroes transpiran, y los malos defienden lo que quieren con su vida, al igual que el mejor de los soldados), Cottard protagoniza el próximo pasaje. Unas líneas que pintan más una idea que una situación entre personaje: y que, sin esfuerzo, las ví como un manifiesto cotidiano -seguramente, mucho más para mí que para el personaje o para las intensiones del autor en su mismo oficio-. Por esto es que no dudo que Cottard define bien lo que ve, y aquí, sólo aquí, lo apoyo con toda simpatía... Por otro lado -y por suerte-, no existe ley contra lo que nos imaginamos al leer, y se me hace imposible no pensar que Cottard dice esa última línea, destacada aquí en negrita, hablado con la boca torcida, la frente relajada -bajándole así un poco los párpados- y señalándo en la dirección del juez con el pulgar rotado hacia fuera. En mi lectura, es tan necesario que así sea...


"-Ahí viene el juez de instrucción -advirtió Tarrou mirando a Cottard.
A Cottard se le mudó la cara. El señor Othon bajaba la calle, en efecto, y se acercaba a ellos con paso vigoroso pero medido. Se quitó el sombrero al pasar junto al grupo.
-¡Buenos días, señor juez! -dijo Tarrou.
El juez devolvió los buenos días a los ocupantes del auto y mirando a Cottard y a Rambert que estaban más atrás los saludó gravemente con la cabeza. Tarrou le presentó a los dos. El juez se quedó mirando al cielo durante un segundo y suspiró diciendo que esta era una época bien triste.
-Me han dicho, señor Tarrou, que se ocupa usted de la aplicación de las medidas profilácticas. No sé como manifestarle mi aprobación. ¿Cree usted, doctor, que la enfermedad se extenderá aún?
Rieux dijo que había que tener la esperanza de que no y el juez añadió que había que tener siempre esperanza porque los designios de la Providencia son impenetrables. Tarrou le preguntó si los acontecimientos le habían ocasionado un exceso de trabajo.
-Al contrario, los asuntos que nosotros llamamos de derecho común han disminuido. No tengo que ocuparme más que de las faltas graves contra las nuevas disposiciones. Nunca se había respetado tanto las leyes anteriores.
-Es -dijo Tarrou- porque en comparación parecen buenas, forzosamente.
El juez dejó el aire soñador que había tomado, la mirada como suspendida del cielo, y examinó a Tarrou con aire de frialdad.
-¿Eso qué importa? -dijo-. No es la ley lo que cuenta: es la condenación, y en eso nosotros no influimos.
-Este -dijo Cottard cuando el juez se marchó- es el enemigo número uno.
El coche arrancó."


Por supuesto, esto guarda relación no sólo con el carácter libertario (aunque vivió y murió atricherado imbécilmente) sino también con su pánico a que la ley lo prendiese. Pero, si dejamos en suspenso esta última situación -y no dudo que la intensión del autor era precisamente esa, la de jugar entre dos significados que resultaban ambiguos, vagos entre sí (pero que claramente se referían a esas dos situaciones)-, y pensamos sólo en lo que el narrador definió como 'opiniones muy liberales', la afirmación de Cottard... simplemente florece.






(*) Desde ya, ello implica que aún no hayamos 'terminado con él'. Es posible que le dediquemos alguna referencia futura acerca de las últimas páginas -de una profundidad descomunal-, y, que seguramente, en el futuro nos detendremos en lo que uno de sus personajes más deliciosos -Tarrou-, ve como 'la peste' y 'los verdugos que son siempre víctimas' (y viceversa)... En pocas palabras, una recomendable reflexión acerca de la pena de muerte.



09/05/2011

La Vorágine (pero reflexiva)


El amor, el número elegido y el
 futuro respiran lo mismo: azar.
Esta es la última insistencia. Lo prometo (y me lo impongo, para dejar espacio a otras obsesiones, como la de ese corazón lleno de sombras que cuenta el viejo Conrad, que me espera en los próximos posts...). Esta última insistencia, en realidad, fue, en realidad, el único motivo de traer al Dostoievsky de El Jugador a este prescindible blog. Lo que tanto me llamó la atención de su lectura -y que no cesa con la actual consulta- es la narración de aquello que padece y reproduce el protagonista: una adicción. Pero no quise nunca pensarla en clave psi (sea propiamente clínica o de la barata), sino en términos tal vez más generales, esto es, del modo en que vemos (padecemos) un yugo, una recurrencia, una condena -persistente, pero que, sin embargo, nos permite convivir con ella si le concedemos sus rituales- y que puede acontecer en el juego, en los tóxicos, en las costumbres -incluso muchas socialmente aceptables- o en los modos que tenemos o carecemos a la hora de enfrentar acontecimientos en nuestras vidas. Lo importante es que están ahí, como un objeto vivo dentro nuestro o como un ser interior que nos impulsa en momentos o por épocas, a actuar según sus pocas posibilidades (porque esos yugos, son persistentes en sus apariciones, aparentan tener muchas caras, pero en realidad nos llevan a dos o tres situaciones -- tal vez sea eso mismo lo que esclaviza).

Pero esto no es lo único que encontré en esa nueva consulta. También me crucé con algunas ideas interesantes acerca de algunas implicancias del comercio y algunas del juego, del modo de ser ruso, de las similitudes que tiene el amo que el protagonista soporta en la ruleta con un amor no (tan) correspondido, la hipocrecía que flota en el ambiente.


Sobre la codicia, y los modos de saciarla: 
[reflexionando acerca del jugar y su primera experiencia en frente a una ruleta] por ridícula que pueda parecer esa confianza en la ruleta, me parece todavía mucho más risible la opinión vulgar que estima absurdo el esperar algo del juego. ¿Es que es peor el juego que cualquier otro medio de procurarse dinero, el comercio, por ejemplo? Verdad es que de cien individuos, uno solamente gana, pero... ¿Qué importa eso? 


Sobre la  honestidad en lo deseado:
En primer lugar, todo me pareció sucio y repugnante. No hablo de la expresión ávida e inquieta de aquellos rostros que, por docenas, por centenares, asedian el tapete verde. No veo absolutamente nada sucio en el deseo de ganar de prisa la mayor cantidad posible. Siempre me ha parecido absurda la idea de un moralista rentista que al argumento de que "se jugaba flojo" contestó: "Tanto peor, puesto que se obedece entonces a un deseo mezquino y se gana menos". Como si la avidez no fuese siempre igual, cualquiera que sea el objeto [...] Como experimentaba un vivo deseo de ganar, un ansia, ese pecado general si se quiere, me era familiar en el mismo momento de entrar en la sala. Nada tan encantador como no hacer ceremonias, como conducirse abiertamente y con desenfado. Además ¿para qué censurarse a sí mismo? ¿No es la ocupación más vana e inconsiderada? Lo que no gustaba, a primera vista en esa reunión de jugadores, era su modo respetuoso de proceder, la seriedad y la deferencia con que todos rodeaban el tapete verde. He aquí por qué existe una precisa demarcación entre el juego llamado de mal género y el que es permitido a un hombre correcto. 

Juego caballerezco vs. Juego plebeyo (*):  
Hay dos clases de juego: uno para uso de los caballeros; otro plebeyo, rastrero, propia para la plebe. La distinción se halla aquí bien expresada; pero en el fondo ¡qué vileza hay en esta pasión! Un caballero, por ejemplo, arriesga cinco o diez luises, raramente más -si es rico llegará hasta los mil francos-, pero los arriesga por amor al juego, sólo por placer. Se proporciona el placer de la ganancia o la pérdida (...) en ningún caso obedecerá al plebeyo deseo de ganar.

Sobre lo relativo que nos rodea:
Todo es relativo en este mundo. Lo que es mezquino para Rothschild es opulento para mí, y en lo que refiere al lucro y a la ganancia, no es solamente en la ruleta, sino en todas las cosas, donde los hombres procuran enriquecerse a costa del prójimo. Otra cosa es saber si el lucro y el provecho son viles en sí mismos...  

Sobre la vorágine, propiamente dicha:
1- Como mandato ajeno: En lo que se refiere a mis convicciones morales íntimas, no pueden, naturalmente, encontrar sitio aquí. He de manifestarlo así tan sólo para descargo de mi conciencia. Anotaré, sin embargo, que desde hace cierto tiempo experimento una viva repugnancia a aplicar a mis actos y a mis pensamientos un criterio moral, sea el que sea. Experimenté otro impulso distinto (...) Empezaba a jugar por cuenta ajena (...) [me causaba] una sensación mórbida, unicamente para terminar cuanto antes (...) en lo sucesivo, no jugaría más por cuenta de ella (...) -"Así, persiste usted en creer que la ruleta es su única probabilidad de salvación?" -preguntóme con tono zumbón. Afirmé, con gran seriedad, que así lo creía.

2- Como única salida: Vivo, naturalmente, en perpetua inquietud, juego pequeñas sumas y aguardo algo que no sabría explicar (...)  Me quedaba el recurso de acudir a la ruleta y jugar una sola vez... Si la suerte me favorecía, por poco que ganase, podría continuar jugando; si perdía, me vería precisado a volver a mi condición de criado, si no encontraba algún compatriota que necesitase un preceptor.

3- Como amo infernal: Digame, aparte del juego, ¿No hace usted nada aquí? -No, nada...-dije. (me sometió a una especie de interrogatorio. Yo no sabía nada. Durante todo aquel tiempo no había leído los diarios, ni siquiera abierto un libro. -Usted se ha embrutecido -observó-. No sólo ha renunciado a la vida, a los intereses personales y sociales, a los deberes de hombre y de ciudadano, a sus amigos..., pues usted tenía amigos..., ha renunciado también a sus recuerdos, todo, a causa del juego (...) -Usted estará aquí todavía dentro de diez años-dijo-. Apostemos a que le recordaré esto, si para entonces vivo, aquí mismo, en este mismo banco...

4- Como destino insistente: Tengo una corazonada. ¡No puede fallar! ¡Me quedan quince luises y empecé a jugar con quince florines! (...) ¿quién me impide que rehaga mi vida? Con un poco de energía puedo en una hora cambiar mi suerte. Lo principal es tener carácter. No tengo más que recordar lo que me ocurrió hace siete meses en Ruletemburgo, antes de perderlo todo..., absolutamente todo... Al salir del casino siento que dentro de mi bolsillo se mueve algo. Es un florín. "Ya tengo bastante para comer", me dije. Pero después de haber andado un ciento de pasos, cambié de parecer  me volví. Puse el florín en el manque. Verdaderamente se experimenta una sensación singular cuando, solo, en tierra extraña, lejos de la patria y de los amigos, y sin saber si uno podrá comer el mismo día, se arriesga el último florín. Gané, y cuando veinte minutos más tarde salí del casino, me hallaba en posesión de ciento setenta florines. he aquí lo que son las cosas, lo que  veces puede significar el último florín. ¿ si yo ahora perdiese los ánimos y no me atreviera a tomar nuevas decisiones? ¡No, no; mañana...! ¡Mañana todo habrá concluído!

Sobre el catecismo occidental.  Su diferencia entre rusos y alemanes:
(...) la facultad de adquirir constituye, a través de la historia, uno de los principales puntos del catecismo de las virtudes occidentales. Rusia, por el contrario, se muestra incapaz de adquirir capitales, más bien los dilapida a diestro y siniestro. Sin embargo, nosostros los rusos tenemos también necesidad de dinero -añadí-, y por consiguiente, recurrimos con placer a procedimientos tale como la ruleta, donde uno se puede enriquecer de pronto, en unas horas, sin tomarse ningún trabajo. Esto nos encanta, y como jugamos alocadamente..., perdemos casi siempre. (...)

Sobre la utilidad y placer:
-¡Magnífico!-exclamé-. Usted ha pronunciado intencionadamente la palabra 'utilidad' para aplastarme. Leo en su alma. ¿Es inútil, dice usted? El placer es siempre útil y un poder despótico, sin límites, aunque ejercido sobre una mosca, es también una especie de placer. El hombre es déspota por naturaleza. Le gusta hacer sufrir. A usted le gusta eso enormemente.

 
Así vivía nuestro jugador. Todo un preso encadenado. Y, como cualquier adicto, con más barras de las que se pueden derribar en poco tiempo. Así que lo más importante para él sería, ahora, escoger en función del tiempo: si quería uno largo por delante, debería armarse de mucha paciencia para derribar las barreras que aún ni sospechaba le rodeaban. Si quería el tiempo como se le presentaba en su presente, debería resignarse a que fuese poco y tumultuoso. Lo mejor de todo, es que decidió, seguro, por el que quiso (y esa era la mejor opción entre ambas).
 


 
 
 
 
 
(*) Intercambien 'juego' por 'actitud' o 'modo de ser', para ver la situación desde la perspectiva de las personas, y por 'escenario' o 'situación' para ver todo el paisaje... vale la pena [primero sentir un poco de empatía del plebeyo/el escenario plebeyo, sólo para luego abandonarlo - el verdadero fin de hacerlo, claro].



08/05/2011

Sin título (XIV)


¿Los pobres serían lo que son si nosotros fuéramos lo que debiéramos ser?


Concepción Arenal




Na Ponta dum Lápis

As imagens que amostramos aqui são do artista índio Kshitiz Srivastava. O único ruim é que seu blog não tem informação nenhuma sobre seu trabalho (talvez porque as imagens exibem mais do que as palavras poderiam descrever, né?). Vamos manter esse jeito e só deixaremos que você possa conferir à vontade a beleza que nelas encontrará:



Trabalhando...

































 






Incrível, não acha?



04/05/2011

Argentina Romántica (MGM, 1932)

Romantic Argentina, 1932, MGM.
Durante más de dos décadas, la MGM produjo y distribuyó un género de films conocido como 'traveltalk', una suerte de documentales cortos (aproximadamente 10 minutos, o sea, de un rollo de película) que eran exhibidos antes de las películas o junto a los noticieros que informaban a cientos de personas antes de que la TV hiciera esa tarea. Esos traveltalks fueron realmente numerosísimos (casos como el de Seattle (1940), Exotic Mexico (1942) y el otro sobre Londres (1946 - mirala aquí), también el Romantic Rivera (1951) o bien el Beautiful Brazil (1953)). Ahora nos ocuparemos del que fue rodado en Argentina, hacia el año 1932, en Buenos Aires, 'la ciudad más poblada de Latinoamérica', según la venta de la MGM. 

Este documental tenía una presencia paradigmática: el escritor, productor, actor y narrador James A. Fitzpatrick, que, a partir de 1925 comenzó a hacer los traveltalks para audiencias británicas y americanas. La MGM distribuyó las series bajo el nombre-paragua 'Fitzpatrick Traveltalks', subtituladas como la 'La Voz del Mundo' (era tan referenciado a esta clase de trabajdos que produjo para la Paramount otras conocidas como 'Vistavision Visits' (o 'Visitas en Vistavisión' -- "vistavisión" era un lente de filmación panamórfico, usado en el auge de la pantalla ancha de los años '50s), muchas de las cuales eran en Technicolor, también distribuídas por la MGM, y se hacían a razón de ocho por año hasta 1951 (durante 1952, MGM probó con nombrar estas series como 'People on Parade' o 'El Desfile de los Pueblos', aunque en 1953 volvió al viejo traveltalks). Llegado 1954, estrenó la última edición de estas series.

Por supuesto, en algún momento se les achacó que en esas muestras de diversos lugares, solamente se enfocaban sus ventajas -en su 'buena cara' por así decirlo-, a lo que Fitzpatrick contestó: "¿Cómo me podrían haber admitido en esos países si hubiese mostrado y comentado sus problemas sociales? Además de ser muy antipático para ellos, hubiese sido contraproducente. Hice mis películas en un tiempo en que viajar era algo casi imposible para el común de la gente. Creo que le mostré a las personas qué les hubiese gustado ver si ellos hubiesen podido ir. Por muchos años, digamos que tuve una agencia de viajes, también. Y no recuerdo que nadie haya alguna vez preguntado por un tour en los barrios bajos y las cárceles" (original aquí - en inglés).


Allende todo eso, ahora podrán ver cómo la MGM quiso mostrar Buenos Aires a la vista de ingleses y norteamericanos. Pueden hacerlo en el video de más abajo o en las otras dos opciones mostradas aún más abajo.





Otras Opciones para 'Romantic Argentina':






30/04/2011

Tres Genialidades, Tres.



La distinguida obra 'La Peste' de Albert Camus tiene, entre otras más, tres genialidades inigualables. Notables. La primera, es el epígrafe del libro: 


1) 'Tan razonable como representar una prisión de cierto género por otra diferente es representar algo qué existe realmente por algo que no existe'. -Daniel Dafoe.

No debería agregar nada que no se exprese por sí mismo en él, pero la verdad es que, gran parte de la realidad queda en jaque allí... (después de todo, nuestra realidad es -en gran parte, en poca o en alguna- un lechado de símbolos que  tomamos vorazmente) ¿Qué otra cosa hacemos a diario, animales simbólicos, sino rellenarnos y producir en igual o mayor cantidad, cosas que nos remiten a otras unidas por un hilo que llamamos, tal vez por casualidad, significado? ¿Cuál de esas -o cómo saberlo- cumplen con el caso que Dafoe señala... en otras palabras, ¿cuál de ellas será 'la prisión de género diferente'? O bien, ¿cómo saberlo?



2) "(...) Después de su tentativa de suicidio Cottard no había vuelto a recibir visitas. En la calle, con los proveedores, procuraba hacerse simpático. Nadie había puesto tanta dulzura al hablar a los tenderos, tanto interés en escuchar a los vendedores de tabaco.
-Esa vendedora de tabaco -decía Grand- es una víbora. Se lo he dicho a Cottard y me ha respondido que estoy en un error, que tiene buenas cualidades que es preciso saber encontrarle" 
(...)
"Grand había incluso asistido a una escena curiosa con la vendedora de tabaco. En medio de una conversación, la vendedora había hablado de un proceso reciente que había hecho mucho ruido en Argel. Se trataba de un joven empleado que había matado a un árabe en una playa.
-Si metieran en la cárcel a toda esa chusma -había dicho la vendedora-, la gente decente respiraría.
Pero había tenido que interrumpirse en vista de la agitación súbita de Cottard que se había echado a la calle sin decir una palabra. Grand y la vendedora habían quedado boquiabiertos" (...)

(No comentaré mucho acerca de lo que rodea este pasaje, para no ser una inoportuna 'spoiler' ante quien no haya aún tomado este valioso librito) Destaquemos este guiño, esta feliz referencia del autor, a través del comentario olvidable de la vendedora de tabaco en presencia de Cottard, el representante de vinos y licores en crisis y de 'opiniones muy liberales': una reproducción casual, pero igualmente equívoca que aquéllas de mucha gente en el proceso del joven empleado que, acaso 'por el calor', había matado un árabe en la playa. Como suele pasar (y pasarnos) la tabaquera había hecho un comentario digno de la misma chusma de la que se horrorizaba. Ese juicio que se [nos] cae rápido de la boca y que leímos en 'El Extranjero', en la mano del mismo autor, acerca de la mismísima situación allí narrada.

3) "(...) Por la tarde, el doctor encontró a Cottard ante la mesa del comedor. Cuando entró vio sobre la mesa una novela policial abierta. Pero la tarde estaba cayendo y, en verdad, debía de ser difícil leer en la oscuridad creciente. Cottard probablemente había estado un rato antes sentado en la penumbra, reflexionando. Rieux le preguntó cómo iba. Cottard refunfuñó que iba bien y que iría mejor si pudiera estar seguro de que nadie se ocupara de él. Rieux le hizo comprender que nadie podía estar siempre solo.
-¡Oh! no digo eso: Me refiero a las gentes que se ocupan en traerle a uno contrariedades. 
Rieux seguía callado.
-No es ese mi caso, crea usted, pero estaba leyendo esa novela. Ahí tiene usted a un desgraciado a quien detienen, de pronto, una mañana. Estaban ocupándose de él y él no lo sabía. Estaban hablando de él en los despachos, inscribiendo su nombre en fichas. ¿Cree usted que esto es justo? ¿Cree usted que hay derecho a hacerle eso a un hombre?
-Eso depende -dijo Rieux-. En cierto sentido, evidentemente no hay derecho (...)" (*)


Ésta fue la más linda. No se si por el lugar al que nos remite o por sorprendernos ahí, en medio de algo que va por una peste, tenga esta salida, este agujero en la pared momentáneo, que nos hace recordar esa novela. Ese novelón (además, es un buen recurso narrativo: expresar el resentimiento de Cottard por medio de una situación como la de ese proceso, es realmente efectivo como imagen, como descripción de la amargura que puede sentir una víctima de él. Del proceso del pobre K. o bien nos reímos, o bien nos deprimimos con resentimiento - y seguro que lo primero sólo pasa para evitar lo segundo, para darle un descanso a esa situación desagradable). Esa situación desagradable al saber que 'ya se están ocupando de uno' es la misma que -obviamente- tiene el propio K, pero también la de la Señorita Bürstner luego de saber que unos funcionarios judiciales del montón toquetearon sus fotos y miraron donde ella duerme; y tal vez sea la mismísima desilusión de Cottard acerca de la realidad en sí, cuando opinaba que los grandes se comen a los pequeños.


Aunque lo fundamental, es que ese proceso infinito, esa paradoja de Zenón de Elea al acecho, como nos contó Borges, tenía un equivalente en la historia. Un equivalente simétrico: la peste. Esa idea que no se veía sino a través de sus signos (los ganglios hinchados, manchas en el vientre y las piernas, el olor espantoso de la supuración de los ganglios -que el bisturí liberaba de dos golpes- y los dolores, preparaban la muerte en cuestión de horas), como el proceso, del que podíamos ver su maquinaria torpe en funcionamiento, pero no una sustancia concreta como tampoco su motivo. Ese proceso que en un año se consumió a K. y su reputación, había antes carcomido la certezas ilusorias que tenía acerca de control sobre su propia vida; como lo hacía con los habitantes de Oran, y con el Doctor Rieux, quien si bien veía a diestra y siniestra los signos de la enfermedad, no podía hacer algo para frenarla o preveer su comportamiento futuro. La peste del proceso kafkiano y el proceso de la peste de Camus son parte de una incertidumbre masiva, acontecimiento con un patrón desconocido, y ambos ejecutan su pena. No existe apelación -y si la hay, no logra frenar lo que ya se ha desencadenado-, y cae, quién sabe desde dónde.


Tres perlas, tres, de acceso libre y gratuito.










(*) Nota. Cuando encontré esta posible referencia, me preocupó la posibilidad de estar acaso equivocada luego de pensar dos -y tres veces- lo que Camus nombra como novela 'policial'. La idea de alguien que padece la sensación de que 'estaban ocupándose de él' se me hacía evidente, pero el adjetivo podía estar gritando que mi apreciación era errónea (claro que la clasificación de tal o cual -típica de quienes hacen molesta crítica literaria y quienes se ocupan de esas categorías del todo prescindibles- me tuvo muy sin cuidado. El Proceso de Kafka alcanza su razón de ser al haber sido escrita, y ni siquiera estar incompleta predica algo que pueda vulnerar de algún modo su valor... mucho menos lo harían toda la riestra de clasificaciones académicas con que se nos quiera fastidiar a diario). Así, mi único temor era estar encontrando algo que deseaba fuese una referencia a El Proceso, pero que en realidad, pudiese ser un 'caza-bobo' (y uno efectivísimo conmigo). Esta curiosidad me llevó a tolerar un poco de búsqueda acerca de este adjetivo para la novela y, felizmente, encontré una. Lo cierto es que ella no me convence en absoluto. Pero, para mejorar esta cuestión, debería embarrarme en toda esa marea de labores críticos y académicos sin sentido, así que, mucho más felizmente, puedo quedarme con mi deseada referencia a un proceso en medio de una peste. O de una peste en medio de un proceso.