Shakespeer y Shakespeare.


Shakespeer
acontece en un cruce improbable de dos sentidos.

El primero, en la unión de dos palabras: shake [-up] (sacudir, agitar, remover bruscamente; debilitar, desalentar... pero también zafarse, liberarse). Y peer que, en una de sus acepciones señala a quienes son pares en un grupo (por edad, posición social y/o habilidades) y en laotra acepción describe la posesión de título nobiliario en el Reino Unido (esto incluye a quienes alcanzan honor de
Lord y por eso su lugar en la Cámara).

El segundo sentido es más intuitivo: la similitud fonética con el apellido del genial William, quien conocía varios (más) de los vericuetos del corazón humano.


En ese cruce breve, en ese chispazo más que improbable, en ese enlace natural, se despliega este blog.


09/12/2012

Verdad y Verdad.

Todo siempre es múltiple.
La lógica. Esa carta a la que apelamos para legitimar las inconsistencias que decimos o reprochar lo que vemos en los otros (incluyamos ahí a personas, situaciones, intenciones y a la realidad en sí misma)... Lo cierto es que la lógica es también un espacio del conocimiento, y en tanto que tal, un universo. Aquí necesitaremos sólo una pequeñisima porción de ese universo, pequeña pero fundamental, que seguramente acabará por sonarnos más natural que lo que pensamos. La inició el gran Aristóteles (deberíamos pararnos para nombrarlo), nombrandola. Bautizó 'apofántico' a los enunciados que pueden ser considerados como verdaderos o falsos, y con ello los conviertió en el mismísimo objeto de la lógica clásica. En sus lares, las cosas (los enunciados acerca de la realidad) son, o bien verdaderos, o bien falsos. La realidad en sí misma es predicada como verdadera o como falsa. No hay tercera opción: Lo que decimos de ella -quitando las órdenes, las expresiones de deseo o los sentimientos- es verdadero. O falso. Son así o no son así. Y ya.

...el asunto comienza cuando la realidad niega la apofántica. Cuando no se deja poner en términos de verdadero o falso... no quiere, no le interesa. Cuando, simplemente, no es así. Básicamente, porque la realidad es como ella decide sin tomar en cuenta cómo hacemos los seres humanos para comprehenderla con estas poquitas herramientas que nos dimos. La realidad es, nosotros tratamos de ser. La realidad no puede reparar en nuestro cambiante y desprolijo sistema de valores, en nuestras múltiples y enormes ignorancias, en nuestros equívocos. No puede reparar en seres que tienen sólo dos ojos y no tienen otra opción que resignar grandes espacios de la realidad porque simplemente no pueden hacer mucho más con ella...


En algún momento en que las dos opciones se nos hacen pocas, es posible que sea bueno tener en cuenta a Fernando Pessoa (de hecho, lo que aquí transcribo, llegó a mis manos en alguna circunstancia de mi vida en que no podía decidir con taxatividad. Porque ya saben: los libros y las personas no llegan por casualidad a nuestras vidas, obviamente). De Pessoa deberíamos recordar cuando dinamita la apofántica aristotélica y logra que tengamos más que dos modestos ojos... No ya porque nos muestre 'más verdades'. No nos muestra una 'tercera posibilidad' a la verdadera o falsa. Tampoco nos muestra 'varias perspectivas'. No. Nos dice que hay dos verdades. Dos, distintas y verdaderas al mismo tiempo. Y si hay dos, digamos que tenemos la posibilidad de que haya más... 

Lo hace de la manera más simple: "Hoy en la calle encontré, por separado, a dos amigos que se habían enojado mutuamente. Cada uno me contó la historia de por qué se habían enojado. Cada uno me dijo la verdad. Cada uno me contó sus razones. Ambos tenían razón. Uno no veía una cosa y el otro, otra; o que uno veía un lado de las cosas y el otro un lado diferente. No: cada uno veía las cosas exactamente como habían pasado, cada uno las veía con un criterio idéntico al del otro, pero cada uno veía una cosa diferente, y cada uno, en consecuencia, tenía razón. Me dejó confundido esta doble existencia de la verdad." (*)


Válido para cuando nos crucemos en una situación en que no es tan fácil decidir quién es el bueno y el malo, quién tiene razón y quién no, qué o cuáles razones de cada uno son las 'mejores'... En ese momento, no se olviden de Pessoa. No se olviden que el juicio entre el bien y el mal, no es tan fácil como muchos lo ejercen (y si esos muchos lo ejercen con facilidad, no por ello estarán en lo cierto)... La vida no es un Western.









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(*) "Encontrei hoje em ruas, separadamente, dois amigos meus que se haviam zangado um com o outro; cada um me contou a narrativa de por que se haviam zangado. Cada um me disse a verdade. Cada um me contou as suas razoes. Ambos tinham razão. Não era que um via uma coisa e outro outra, ou que um via um lado das coisas e outro um outro lado diferente. Não: cada um via as coisas exatamente como se haviam passado, cada um as via com um critério idêntico ao do outro, mas cada um via uma coisa diferente, e cada um, portanto, tinha razão. Fiquei confuso desta dupla existência da verdade"... ¬Fernando Pessoa, O Livro do Desassossego, 207.