Es curioso, pero Mozart no es el único que produce el Efecto Mozart. Así es. El poder de la música -comprobable antes del nacimiento del gran genio, posterior a él y aún presente si no conociésemos u oyésemos nunca su trabajo- está también presente en la música popular de los años '30s, en la conocida 'Para Elisa' de Beethoven, en algunas piezas de Johan Sebastian Bach (aquellas que se diferencian de las de menor frecuencia -o de corto plazo- para el cerebro) y en la música del griego Yanni (esta última es útil, concretamente, para mejorar algunos tipos de epilepsia y las relaciones espacio-temporales en personas afectadas por el Mal de Alzheimer).
Si les interesa encontrar lo que algunos neurólogos han referido como estado de alerta relajada (y que muchos yoguis, meditadores asiduos y budistas conocen como bodhi o 'estado despierto de la mente'), un nivel de frecuencias cerebrales altamente favorable para el aprendizaje matemático, pueden probar este repertorio:
- Adagio, 2° movimiento. Concerto en La para clarinete. Kegel 622
- Andantino, 2° movimiento. Concerto en Do para flauta y arpa. Kegel 299
- Adagio, 2° movimiento. Concerto #3 en Sol para violín. Kegel 216
- Andante, 2° movimiento. Concerto #21 en Do para piano. Kegel 477
- Sinfonías 32, 25,26,40 y 41 (en particular: Allegro vivace y andante cantabile)
Si recelan del efecto neurológico, al menos acariciarán su alma por medio de los oídos y lo que perciban, de toda esta belleza, en la piel.