Shakespeer y Shakespeare.


Shakespeer
acontece en un cruce improbable de dos sentidos.

El primero, en la unión de dos palabras: shake [-up] (sacudir, agitar, remover bruscamente; debilitar, desalentar... pero también zafarse, liberarse). Y peer que, en una de sus acepciones señala a quienes son pares en un grupo (por edad, posición social y/o habilidades) y en laotra acepción describe la posesión de título nobiliario en el Reino Unido (esto incluye a quienes alcanzan honor de
Lord y por eso su lugar en la Cámara).

El segundo sentido es más intuitivo: la similitud fonética con el apellido del genial William, quien conocía varios (más) de los vericuetos del corazón humano.


En ese cruce breve, en ese chispazo más que improbable, en ese enlace natural, se despliega este blog.


22/04/2011

Las Cosas por su Nombre.


En una película más que recomendable que Alfred Hitchcock rodó en 1959, Roger O. Thornhill -un apuesto publicista neoyorkino- le dice a su secretaria que en su gremio, no hay tal cosa como la mentira. Sólo existe la exageración conveniente ('in the world of advertising, there's no such thing as a lie. There's only expedient exaggeration'). Tal vez ese mecanismo queda desactivado por un momento con el trabajo del joven diseñador freelance Víctor Hertz. 


De Hertz conocía sólo sus pósters pictográficos (un inmejorable material). Pero aquí también lleva su mensaje a la altura de su creatividad (a la que su melómanía y pasión por el cine y la fotografía, han estimulado sin pausa, evidentemente). El concepto que exprime es interesante por demás, bajo el título de honest logos o 'logotipos honestos'. Lo que se propone es mostrar es lo que Roger O. Thornhill quería mantener como siempre estuvo en manos de los publicistas: lo que en realidad venden las marcas que compramos -- o bien, al menos, las consecuencias que acarreamos por nuestro consumo. Y tal vez esas consecuencias, deberían ser motivo para rebautizarlas con los siguientes nombres comerciales:



Juego fonético que remite a la idea 'apariencia irreal'.

Hertz utiliza el logo de Play Station para la palabra procastination,
sin equivalente en español, pero que significa una
constante posposición de las tareas que se deberían realizar 

Televisión Subnormal.

Cáncer.

Arrastrándose por la Mañana - Jamaica Ron

Información para 'tragas'

Desperdicio de Dinero

Videos de Chicas Malas

Nada para Hacer

'Expansor' de Panza

Mc Diabetes

Calorías




Genial, no? Si quieren unas dosis más de su ideas, sírvanse por aquí.




Test sólo para Hombres (¡SÓLO para hombres!)

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AVISO: Este test no tiene validez alguna en féminas (salvo que esa lectura se motive y acabe, en la mera curiosidad). No pierda su tiempo.
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Evaluados: Si alguna se ha preguntado qué iba a ser de su vida en aspectos amorosos, he aquí su respuesta. El procedimiento es relativamente corto, pero la sentencia es realmente sintética. Esto es lo que hace promisorio someterse a este test y así conocer su situación. Además de ello, podrá olvidarse de esa recurrente pregunta y dedicarse a ejercer su condición de una vez por todas. 

Además (y nunca lo olvide)
que el tiempo juega en su contra. 
Procedimiento: Tras leer el siguiente párrafo, evalúe si se describe alguna ocasión en su vida en el pasado, el presente o -sospecha- futura. El resultado de este ejercicio identificatorio, puede encontrarlo al final de estas líneas, en unas poquísimas palabras.

'La mígala discurre libremente por la casa, pero mi capacidad de horror no disminuye. El día en que Beatriz y yo entramos en aquella barraca inmunda de la feria callejera, me di cuenta de que la repulsiva alimaña era lo más atroz que podía depararme el destino. Peor que el desprecio y la conmiseración brillando de pronto en una clara mirada. Unos días más tarde volví para comprar la mígala, y el sorprendido saltimbanqui me dio algunos informes acerca de sus costumbres y su alimentación extraña. Entonces comprendí que tenía en las manos, de una vez por todas, la amenaza total, la máxima dosis de terror que mi espíritu podía soportar. Recuerdo mi paso tembloroso, vacilante, cuando de regreso a la casa sentía el peso leve y denso de la araña, ese peso del cual podía descontar, con seguridad, el de la caja de madera en que la llevaba, como si fueran dos pesos totalmente diferentes: el de la madera inocente y el del impuro y ponzoñoso animal que tiraba de mí como un lastre definitivo. Dentro de aquella caja iba el infierno personal que instalaría en mi casa para destruir, para anular al otro, el descomunal infierno de los hombres. La noche memorable en que solté a la mígala en mi departamento y la vi correr como un cangrejo y ocultarse bajo un mueble, ha sido el principio de una vida indescriptible. Desde entonces, cada uno de los instantes de que dispongo ha sido recorrido por los pasos de la araña, que llena la casa con su presencia invisible. Todas las noches tiemblo en espera de la picadura mortal. Muchas veces despierto con el cuerpo helado, tenso, inmóvil, porque el sueño ha creado para mí, con precisión, el paso cosquilleante de la aralia sobre mi piel, su peso indefinible, su consistencia de entraña. Sin embargo, siempre amanece. Estoy vivo y mi alma inútilmente se apresta y se perfecciona. Hay días en que pienso que la mígala ha desaparecido, que se ha extraviado o que ha muerto. Pero no hago nada para comprobarlo. Dejo siempre que el azar me vuelva a poner frente a ella, al salir del baño, o mientras me desvisto para echarme en la cama. A veces el silencio de la noche me trae el eco de sus pasos, que he aprendido a oír, aunque sé que son imperceptibles. Muchos días encuentro intacto el alimento que he dejado la víspera. Cuando desaparece, no sé si lo ha devorado la mígala o algún otro inocente huésped de la casa. He llegado a pensar también que acaso estoy siendo víctima de una superchería y que me hallo a merced de una falsa mígala. Tal vez el saltimbanqui me ha engañado, haciéndome pagar un alto precio por un inofensivo y repugnante escarabajo. Pero en realidad esto no tiene importancia, porque yo he consagrado a la mígala con la certeza de mi muerte aplazada. En las horas más agudas del insomnio, cuando me pierdo en conjeturas y nada me tranquiliza, suele visitarme la mígala. Se pasea embrolladamente por el cuarto y trata de subir con torpeza a las paredes. Se detiene, levanta su cabeza y mueve los palpos. Parece husmear, agitada, un invisible compañero. Entonces, estremecido en mi soledad, acorralado por el pequeño monstruo, recuerdo que en otro tiempo yo soñaba con Beatriz y en su compañía imposible'. ("La Mígala" de Juan José Arreola)*



Resultado: Si ha encontrado posibilidades de identificarse con el protagonista, su condición es definitiva (y reconocemos, a su favor, que mucho más sencilla de indicar que de padecer): su vida amorosa está centrada en lograr que usted sufra, experimentando recurrentes momentos de incompletitud, como en la imposibilidad de concretar lo que usted [se cree que] busca. Tómelo así y asúmase. La vida se facilita considerablemente luego de ello.






* Los destacados se utilizaron con el único fin de facilitar la tarea al evaluado mientras se somete a su prueba. 




Sin título (XII)



No entiendo por qué la gente se asusta de las nuevas ideas. A mi me asustan las viejas. 


John Cage