Shakespeer y Shakespeare.


Shakespeer
acontece en un cruce improbable de dos sentidos.

El primero, en la unión de dos palabras: shake [-up] (sacudir, agitar, remover bruscamente; debilitar, desalentar... pero también zafarse, liberarse). Y peer que, en una de sus acepciones señala a quienes son pares en un grupo (por edad, posición social y/o habilidades) y en laotra acepción describe la posesión de título nobiliario en el Reino Unido (esto incluye a quienes alcanzan honor de
Lord y por eso su lugar en la Cámara).

El segundo sentido es más intuitivo: la similitud fonética con el apellido del genial William, quien conocía varios (más) de los vericuetos del corazón humano.


En ese cruce breve, en ese chispazo más que improbable, en ese enlace natural, se despliega este blog.


30/05/2011

De Arriba para Abajo (y viceversa).

Dejemos de lado los detalles prescindibles: el nombre de pila del profeta, sus discípulos, el momento en que esta historia fue narrada por primera vez (aunque nos separa de ello varios siglos, la vigencia no se perdió en ese camino), y hasta el exegeta que la recrea. Hagámosla válida para cualquier creencia, digna de cualquier maestro, válida para todo discípulo, vigente en todo tiempo, y hasta pasible de ser recreada aquí, con tan poca destreza.


Un día, unos discípulos creyeron que era una buena ocasión para que sus vidas se despegasen del humilde origen que les había tocado: tenía que hacerse realidad, por fin, el salir del anonimato, el comenzar a dominar y finalmente ocupar los primeros puestos de lo que sería el nuevo orden que inauguraría su maestro. Luego de decírselo, el guía decidió invitarlos a lo alto de una montaña. Ellos pensaron que así, además, podrían eludir todo lo que pasaba debajo de esa altura, donde los actualmente poderosos, querían erradicar a su profeta para evitar que siguiese con sus enseñanzas. Pero el Maestro, una vez arriba, les mostró la esencia de su mensaje y los invitó a bajar de la montaña junto a él... Y ésa era su valiosísima enseñanza. 

Con los discípulos pasó lo que sigue pasando a diario: los de abajo, desean subir sólo para quedarse arriba y nunca bajar. Por eso el más sabio de esos hombres los invitó a que bajen, a que vuelvan a la gente, al mundo, a la tarea cotidiana y al servicio interminable. Así les mostró que debería dejar de haber unos arriba y otros abajo, pero para lograrlo, los de abajo deberían renunciar a subir y permanecer arriba, y los de arriba deberían bajar para servir sin fin. 






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