Shakespeer y Shakespeare.


Shakespeer
acontece en un cruce improbable de dos sentidos.

El primero, en la unión de dos palabras: shake [-up] (sacudir, agitar, remover bruscamente; debilitar, desalentar... pero también zafarse, liberarse). Y peer que, en una de sus acepciones señala a quienes son pares en un grupo (por edad, posición social y/o habilidades) y en laotra acepción describe la posesión de título nobiliario en el Reino Unido (esto incluye a quienes alcanzan honor de
Lord y por eso su lugar en la Cámara).

El segundo sentido es más intuitivo: la similitud fonética con el apellido del genial William, quien conocía varios (más) de los vericuetos del corazón humano.


En ese cruce breve, en ese chispazo más que improbable, en ese enlace natural, se despliega este blog.


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14/10/2011

Sin título (XIX)



El medio social constituye un conjunto de condiciones fuera del control del individuo concreto dado, pero no fuera del control de la intervención humana en general.




Talcott Parsons








08/10/2011

Los malos, villanos, ruines (y nosotros).

Se es más o menos ruin.
Pero se es ruin y no otra cosa.
Hace unos años, un extraordinario novelista británico -premio Nobel de Literatura en 1983-, y más conocido por su novela más exitosa, aunque como siempre no la mejor, dijo que si no entendemos que los hombres y mujeres producimos maldad como las abejas producen miel es porque estamos ciegos o mal de la cabeza. Se llamaba William Golding y fue un gran sociólogo literario (no sólo por su conocida El Señor de las Moscas, sino por ensayos como The Hot Gates).

No tanto tiempo atrás, preparando unos apuntes para un curso sobre cine y algo más, me topé con este ilustrativo trabajo de Zoraida Jiménez Gascón (*). Allí encontramos definiciones, tipologías y caracterizaciones. Veamos lo que tiene de útil (o utilísimo) y cómo presenta esta penosa cuestión de lidiar con los chicos malos...


Decidida a comenzar por el principio, la autora circunscribe su materia yendo directo al camino de las definiciones. Tomemos de ello sólo dos aspectos, para pasar luego a los aportes genuinos: y como de echar mano al diccionario se trataba, comienza con la acepción que asegura que un villano es un habitante del estado llano en una villa o aldea, pero siempre diferente del noble o hidalgo. Como segunda acepción, encontraremos la que sindica a un villano como alguien ruin, indigno e indecoroso (claro que, si esta primera acepción tiene alguna filiación causal con la primera, el prestigioso diccionario de la RAE no la aclara). 

[Dato curioso del libro de referencias de la RAE: el diccionario no ha rescatado aún su acepción ficcional, algo que no ocurre con otras categorías, como el caso de mujer fatal (femme fatal) que obtuvo su entrada en 1942, y en la edición de 1992 incluye la referencia a su carácter ficcional: ‘aquella cuyo poder de atracción amorosa acarrea fin desgraciado a sí misma o a quienes atrae. Referido principalmente a personajes de ficción, sobre todo de cine, a las actrices que los representan’].

Volvamos al espacio del villano, porque, en realidad, contamos con una definición muy específica: el American Film Institute (AFI) de 2003, de su elección de los 100 mejores héroes y villanos del cine estadounidense. Allí se los señaló como aquél personaje: «cuya maldad mental, carácter egoísta y fuerza de voluntad son a veces ocultados por la belleza y la nobleza, mientras que otras veces pueden rabiar desenmascarados. Pueden ser horriblemente malvados o grandiosamente divertidos, pero son en última instancia trágicos»

Parece que el interés del villano no radica sólo en lo llamativo que nos resulta -porque deploremos o admiremos sus acciones-, sino que además es el motor mismo de la historia, el personaje que hace que la trama funcione ya que sin él, el héroe no podría salvar al mundo (o, al menos, protegerlo de algo) sin que su villano le complique la existencia en su empresa. Pero no debemos pensar la existencia del malo y el bueno como un componente insoslayable de la trama. Tanto es así que existen películas con villanos pero sin héroes: Scarface (Hawks, 1932), El Padrino I, II y III (Coppola, 1972, 1974 y 1990 - respectivamente), Alguien Voló sobre el Nido del Cuco (Forman, 1975), Taxi Driver (Scorsese, 1976), etc. Otro apartado se lleva el origen de la maldad (no alcanzaría este post, o este blog... pero fundamentalmente, no alcanzaría las dotes de quien lo escribe a narrar ni siquiera el principio de ello). Tomemos un trabajo que recupera la autora que aporta mucho al interés cinematográfico, como es el de Sara Torres (**), inervando la idea de maldad en el espacio religioso, la que luego se convertirá en una noción social y mucho después en una característica psicológica: Al principio, el mal no es “alguien” malo, sino “lo que está mal”, lo que prohíben los dioses y los desafía (por eso apela a la predestinación de la tragedia griega -donde los personajes no podía escapar a su condición como a su destino-, a diferencia de la modernidad, donde sólo llamamos “malos” a quienes deliberadamente eligen serlo). Si lo malo es la acción de quien elije libremente, siguiendo a Román Gubern, Jiménez Gascón asegura que sólo las personas mentalmente responsables pueden ser culpables de alguna falta (para lo que se requiere distingir la culpa objetiva -noción moral y jurídica-, y la culpa subjetiva -el malestar psicológico por la responsabilidad moral incumplida-). En el caso del villano cinematográfico, no se halla el segundo tipo de culpa que Gubern denomina culpa subjetiva dado que casi carece de empatía hacia otros seres humanos. Para el villano, su actitud es normal, lo anormal es lo que hacen los buenos (y por eso no sentirá arrepentimiento por actividades que considera lógicas, o apropiadas, o justificadas por un bien que él considera mayor). Allí Jiménez Gazcón recuerda a Michael Corleone en El Padrino III: "¿De qué sirve confesarme si no me arrepiento?".

Si quisiésemos crear nuestro villano de bolsillo, deberíamos partir de una concepción maniquea: en las películas hay bueno o malos. Nunca hay una tercera opción. Estas diferencias se identifican en actitudes y acciones como en la apariencia física. Nuestra receta de villano debe incorporar actitudes crueles, inmisericordes, despiadadas, traidoras, ambiciosas, vengadoras y una sensación gozosa de su villanía. Tal vez podríamos agregar un accesorio (y créanme que este es determinante): en inglés existe la expresión black hat -proveniente de los malvados en los westerns, que siempre usaban sombreros negros-, en consecuencia, es posible que el negro rodee su vestimenta (aunque no fuese su sombrero). Físicamente, los criterios pueden ser, incluso, opuestos: podrían ser feos (respondiendo a esa convención que dice que la fealdad física es signo de su 'fealdad moral', igual que la bondad del héroe se manifiesta también en su atractivo personal), como también podrían ser extremadamente guapos, con el fin de esconder toda la podredumbre que llevan dentro... Tomando a Rib Davis, debemos tener en claro que si queremos personajes señalados, condenados, culpables por lo que han hecho, pondremos énfasis en su libre albedrío. Si no tienen que ser responsables de sus actos, el énfasis se pondrá en las influencias y circunstancias a los que fueron sometiendo sin su elección expresa. Jiménez Gascón pone dos ejemplos procedentes: Travis Binckle (Taxi Driver, 1976) y el capitán Renard (Tener y no tener, 1944). Travis Bickle es un ex combatiente de Vietnam que sufre insomnio y lo que vivió en la guerra, más lo que ve por la noche en las calles de Nueva York, lo llevan a tomarse la justicia por su mano. El capitán Renard es un policía capaz de abofetear a una mujer y torturar a un alcohólico en un simple interrogatorio. Así, mientras que Travis Bickle puede ser visto como víctima de las circunstancias, Renard es elige su villanía y por eso es detestado por la audiencia.

Sumando estereotipos que hemos visto, agreguemos la dimensión foránea del villano, o su pertenencia a un grupo étnico/político mal considerado (si esto se encuentra con la identificación del público como enemigo propio, será más fácil para ellos apoyar la gesta del héroe). Claro que el 'enemigo'/'villano' variará a lo largo de la historia -según el momento en que se ruede o al momento histórico que ambiente la trama-: mientras en Casablanca de 1942 eran los alemanes, en la guerra fría eran comunistas -especialmente soviéticos-, después serán los latinoamericanos (vistos como terroristas y/o narcotraficantes).


La maldad: Una enfermedad que si
se padece, también hace sufrir
a los otros
Más allá de las caracterizaciones generales, el punto con los villanos no es sólo que los padezcamos (o que quiéramos imitarlos), sino que, para estudiarlos, no hay tipologías disponibles (o al menos, no muchas). La autora realiza una algo extensa, a partir de dos criterios: 1) la naturaleza física del villano y 2) el ejercicio de la villanía (sea por su personalidad, sus métodos o su motivación). En el primero caso, el villano puede ser una persona humana (como Hannibal Lecter) o sobrenatural (como el Conde Drácula), un animal natural (Tiburón) o sobrenatural (Alien), y podemos, por último,  dar con villanos que sean seres tecnológicos, como máquinas (Terminator) o inteligencias artificiales (HAL 9000 en 2001, Odisea del Espacio).

En el segundo caso, es decir, desde el nivel del ejercicio de su villanía, si son personas, tenemos varios casos: el anarquista (busca acabar con el modelo social para imponer el caos (Hans Gruber de La jungla de cristal), el anti-villano (acude a medios ilícitos o malos para una causa justa (Travis Bickle de Taxi Driver), el archi-enemigo (una enemistad con el bueno que se perpetúa en el tiempo, como el Sr. Potter en ¡Qué bello es vivir!), la bruja (que ejerce el mal a través de la magia, como la Bruja mala del Oeste de El mago de Oz), el caído: fue bueno pero se pasó al lado oscuro, como Darth Vader de la saga de Star Wars), el castigador o vengador (de la humanidad o de alguien en particular, como Max Cady en El cabo del miedo), el corrupto (que por su profesión debería ejercer el bien pero se ha dejado 'viciado', como el Detective Alonzo Harris en Training Day),  el defensor del sistema (es un defensor del sistema como Amon Goeth de La lista de Schindler), el demonio (ser sobrenatural de natura maligna, como Regan MacNeil poseída en El Exorcista), el doble malo (doble opuesto del héroe como Superman malvado en Superman III), el genio malvado (de gran conocimiento científico usado para hacer el mal, como el Dr. No), el maleante (villano perteneciente al hampa como Clyde Barrow y Bonnie Parker (Bonnie and Clyde), megalómano: sus delirios de grandeza le llevan a ejercer el mal, como Cruella De Vil (101 Dálmatas), la mujer fatal (como Phyllis Dietrichson en Perdición), el/la psicópata (un villano demente como Norman Bates en Psicosis), el 'señor oscuro' (pretende dominar todo cuanto le rodea: el planeta o la galaxia y suele tener capacidades mágicas como Lord Voldemort en Harry Potter), el tiburón (ambicioso inescrupuloso pero sus negocios no están relacionados con el hampa, como Noah Cross en Chinatown), el tirano (quien abusa de su poder y por ello deviene en villano, como la enfermera Mildred Ratched (Alguien Voló sobre el Nido del Cuco) y el tonto (es torpe y sin carisma como los hermanos Dalton en la saga de Lucky Luke). Cuando los villanos son animales, tenemos las criaturas (seres de fisonomía animal que pueden oponerse al héroe por instinto o puede ejercer el mal por mero gusto como Marte Ataca! de Tim Burton). Si son seres tecnológicos, tenemos los de inteligencia artificial (carece de cuerpo. Pueden también ser producto de rebelarse contra su creador al adquirir un nivel superior de inteligencia como HAL 9000 en 2001: Una Odisea del Espacio), o bien ser máquinas asesinas (como dijimos más arriba, T-800 en Terminator y diversos casos en la ciencia ficción de los '50s). Es necesario aclarar que las categorías no son excluyentes: de hecho, podrían incluírse en más de una categoría, según el ejercicio de la maldad que esté realizando, como del momento de su vida en que se encuentre: Michael Corleone y Darth Vader comienzan como caídos pero acaban como maleante y señor oscuro, respectivamente.



Las Funciones de la Maldad (bah, de los villanos):


Para exponer -y generalizar- las funciones del villano cinematográfico, Jiménez Gascón se vale de tres autores que han ahondado en el tema largo y tendido. El primero es el caso de Vladímir Propp (dedicado especialmente en su morfología del cuento, dedicada a cuentos populares rusos), aportó siete esferas de acción que desarrollan unas treinta y una funciones. Para el cine, trasladando el caso del agresor, debemos pensarlo como quien lucha y persigue al héroe y que su papel es el de turbar la paz de la familia feliz, provocar una desgracia, hacer el mal, causar un perjuicio. Según Vladímir Propp el agresor tiene una actuación limitada a siete funciones, siete 'acciones', siete roles en la trama: 1) Interroga: intenta obtener informaciones (para descubrir la ubicación de algo o alguien); 2) Informativa: el interrogatorio surte efecto y el agresor obtiene respuestas. 3) Engaña: el agresor intenta engañar a su víctima para apoderarse de ella o de sus bienes, cambiando de aspecto y utilizando medios mágicos, o bien la violencia, o bien la persuasión, o bien el engaño. 4) Cómplice: la víctima se deja engañar y ayuda así a su enemigo, a pesar de ella misma; 5) Perjudica: el agresor hace sufrir daños a uno de los miembros de la familia o le causa un perjuicio. Para Propp esto crea el nudo de la historia; 6) Combatiente: el héroe y su agresor se enfrentan en combate; 7) Victoria: el agresor es vencido. El punto determinante, es que en el cine, el villano tiene mayor libertad para actuar que en los cuentos fantásticos analizados por Vladímir Propp. 

Un segundo autor, Orrin Klapp, en su artículo «The Folk Hero», señala las siguientes funciones para nuestros queridos y odiados villanos (pero lo hace pensándolas en clave de su relación directa a los héroes): a) resalta la nobleza del héroe por su contraste; b) crea situaciones para que el héroe puede acontecer; y c) proporcionar razones para la muerte del que, caso contrario, sería el héroe invencible. Dado que Klapp sólo señala las funciones respecto al héroe y hay casos de películas en las que no encontramos este segundo rol, los villanos ejercen otras funciones en relación al público. Así, la personificación del mal en la pantalla reafirma la unión del grupo receptor de esa historia en términos de 'nosotros [los buenos]/ellos [los malos] (función polarizadora); además, focaliza el rechazo en una dirección concreta (función animadversora); y reafirma  valores colectivos (función perpetuadora). 

Por último, la autora presenta la postura específica del espacio audiovisual que tiene Juan José Igartua, acerca de que el espectador de ficción audiovisual no se identifica de igual modo con los protagonistas (héroes) y con los antagonistas (villanos), sino que desarrolla disposiciones afectivas diferenciadas para cada caso y, éstas provocan reacciones empáticas con los protagonistas. En este momento ingresa todo este panorama la cantidad de inferencias empáticas acerca de la función del villano. Así, lo normal es que los espectadores sientan hacia él una contraempatía por su maldad: la alegría del villano molestar al espectador, mientras que si se siente derrotado, la reacción provocará satisfacción. El punto está en que si bien su éxito molesta y su fracaso tranquiliza, los villanos no dejan de atraernos. Mucho. La respuesta la encuentra en Sara Martín, quien asegura que los villanos son quienes sobrepasan las normas morales / convenciones sociales / leyes que nos atan en la vida diaria, y nos permiten vivir -aunque más no sea de segunda mano- la transgresión que jamás nos atreveríamos a vivir en la realidad. Mientras ellos caen en desgracia por sus acciones, nosotros  disfrutamos secretamente de su inclinación por el mal, pero nos preguntamos con brutal hipocresía cómo puede haber esa cantidad de maldad en el mundo.  En este sentido, la ficción permite vivir cosas que de otra manera no podríamos... Los (más o menos secretamente) admirados villanos cumplen una función catártica y en ellos proyectamos nuestras fantasías amorales o ilegales que la vida social nos impide desarrollar. Pero además, él tranquilizar nuestras conciencias y nos lleva a pensar que, si él cae, el mundo es un lugar justo y seguro y la maldad no es algo inherente al ser humano sino algo que unos perturbados se lanzan a esta empresa que nos tienta, pero que finalmente acaban pagando sus vilezas (por ende, nosotros, que no podemos por las convenciones sociales hacer lo que ellos emprenden, estamos en lo correcto). El villano es una fantasía consoladora (como la del Diablo la que servía para convencernos de que el mal no está en nosotros, sino en algo externo que puede controlarnos o poseernos).


Hemos visto, pensado y dedicado unas palabras a los geniales villanos. Parece que no tenemos que odiarlos tanto, porque así sólo reafirmamos la admiración que les tenemos y algo peor: lo poco que nos animanos a ser (y hacer) como ellos, y lo farsante que resulta regocijarnos con su caída. Basta de nuestra esencia.



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(*)  Publicado en Revista Frame Nº 6 (Editada por la Biblioteca de a Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla) o aquí
(**) "La elección del mal", en Nosferatu, nº 27, marzo de 1998.

23/09/2011

Detalles y Nada Más...

En una película inigualable, actual y completísima (no porque tenga muchos detalles diferentes que la hagan 'más completa' sino porque es un hecho cerrado, compacto, sólido... o sea, completo) de Billy Wilder, conocida en latinoamèrica como 'Días sin Huella' (Lost Weekend en el original) su protagonista, Don Birnam, un alchólico de 33 años, frustrado por su antaño prometedora carrera de escritor, condenada al fracaso por la falta de inspiraciòn o el alcohol (elijan ustedes la causa), le dice a al interlocutor inexistente -ése que aparece en momentos etìlicos-, que el amor es el asunto más difìcil sobre el cual escribir. Porque es simple: 'Entonces, uno tiene que capturarlo a traves de los detalles: como la luz sol de la primera mañana, golpeando el gris metálico del charco de lluvia enfrente de la casa de ella... el ring del teléfono que suena como la Pastoral de Beethoven... una carta en borrador en la libreta que ella usa en el trabajo... eso que llevas en el bolsillo porque huele a todas las lilas en Ohio...' (por supuesto, la lìnea siguiente a esta interesante idea, es un decidido: 'Sírveme, Nat!' (*)

 
Lo que sigue es otra foucaultiana. Una perla incluìda en su genealogìa del alma moderna, conocida como 'Vigilar y Castigar', donde construye desde los detalles... porque esa es la mismísima táctica de la disciplina: los detalles. Pero aquí no me sumaré a ese análisis tan bien hecho. No repararé en las consecuencias -y en las pistas que Fucault encuentra para advertir su presencia-, sino en el detalle por sí mismo. Vayamos a ellos mismos por medio de estos textos que Michel Foucault encontró, interpretó, rearmó y expuso acorde sus ideas:


"(...) Para advertir las impaciencias, recordemos al mariscal de Sajonia: 'Aunque quienes se ocupan de los detalles son considerados como personas limitadas, me parece, sin embargo, que este aspecto es esencial, porque es el fundamento, y porque es imposible levantar ningún edificio ni establecer método alguno sin contar con sus principios. No basta tener afición a la arquitectura. Hay que conocer el corte de las piedras' [1].

Y más adelante sigue recuperando Foucault: (...) ese gran himno a las "cosas pequeñas" y a su eterna importancia, cantado por Juan Bautista de La Salle, en su 'Tratado de las obligaciones de los hermanos de las Escuelas Cristianas'. La mística de lo cotidiano se une en él a la disciplina de lo minúsculo: "¡Cuan peligroso es no hacer caso de las cosas pequeñas! Una reflexión muy consoladora para un alma como la mía, poco capaz de grandes acciones, es pensar que la fidelidad a las cosas pequeñas puede elevarnos, por un progreso insensible, a la santidad más eminente; porque las cosas pequeñas disponen para las grandes... Cosas pequeñas, se dirá, ¡ay, Dios mío!, ¿qué podemos hacer que sea grande para vos, siendo como somos, criaturas débiles y mortales? Cosas pequeñas; si las grandes se presentan, ¿las practicaríamos? ¿No las creeríamos por encima de nuestras fuerzas? Cosas pequeñas; ¿y si Dios las acepta y tiene a bien recibirlas como grandes? Cosas pequeñas; ¿se ha experimentado? ¿Se juzga de acuerdo con la experiencia? Cosas pequeñas; ¿se es tan culpable, si considerándolas tales, nos negamos a ellas? Cosas pequeñas; ¡ellas son, sin embargo, las que a la larga han formado grandes santos! Sí, cosas pequeñas; pero grandes móviles, grandes sentimientos, gran fervor, gran ardor, y, por consiguiente, grandes méritos, grandes tesoros, grandes recompensas'. [2]

He ahí la cuestión: hay sólo detalles. Foucault lo sabía y lo usó para abordar la disciplina. En mi caso, me atreví a robar esas evidencias para exaltar la verdad (sólo hallable en la experiencia), para hacer un prescindible elogio de los detalles.






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(*) -Love is the hardest thing in the world to write about. It's so simple. You've got to catch it through details... like the early morning sunlight hitting the gray tin of the rainspot in front of her house. The ringing of a telephone that sounds like Beethoven's Pastoral. A letter scribbled on her office stationery... that you carry in your pocket because it smells of all the lilacs in Ohio. Pour it, Nat!
_____

[1] Maréchal de Saxe, 'Mes réveries', t. I. Avant-propos, p. 5.
[2] J.-B. de La Salle, 'Traite sur les obligations des frères des Écoles chrétiennes', edición de 1783, pp. 238-239.
[3] E. Geoffroy Saint-Hilaire atribuye esta declaración a Bonaparte, en la 'Introducción a las Notions synthétiques et historiques de philosophie naturelle'.
[4] J.B. Treilhard, 'Motifs du code d'instruction criminelle', 1808, p. 14.



07/09/2011

Masonería Indestructible

De la idea primigenia,
sale un plan de trabajo y una historia para novelar.
Y todo por el mismo precio
Qué bueno sería, si algún día, esta historia que sigue (con sus personajes y ambientación apropiada), alguien la transformase en novela. Sería mil veces más sólida que el Código Da Vinci y -sin dudas y sin mucho esmero- mucho más interesante que los intentos obvios de Umberto Eco en El Péndulo de Foucault. 

Me remito a contarla como la imaginó su escritor, mientras espero que alguien la concrete. Como siempre, los destacados son míos, y la belleza, también como siempre, es ajena. Y casi lo olvido: el autor es Michel Foucault*.


[viene comentando lo que eran unos trabajos que había comenzado y seguía trabajando] Podría deciros que, después de todo, se trataba de pistas a seguir, importaba poco a donde condujesen, incluso era importante que no condujesen a ninguna parte, que no tuviesen de antemano una dirección determinada. Eran líneas trazadas someramente, a vosotros corresponde continuarlas o conducirlas a otro punto. A mí proseguirlas eventualmente o darles otra configuración. De hecho, vamos a ver qué se puede hacer con estos fragmentos.

Desde mi punto de vista los imagino como un pez que salta sobre la superficie del agua y deja un trazo provisional de espuma, y deja creer, o hace creer, o quiere creer, o cree efectivamente que está debajo, donde no se lo ve, donde ya no es percibido ni controlado por nadie siguiendo una trayectoria más profunda, más coherente, más razonada. En efecto, una vez realizado el trabajo que he presentado, había considerado que este proceso fragmentario en su conjunto, repetitivo y discontinuo, correspondía a algo que podría llamarse una pereza febril que es propia caracterialmente de los amantes de las bibliotecas, de los documentos, de las referencias, de la escritura polvorienta, de los textos difícilmente localizables, de los libros que apenas impresos se cierran y duermen a continuación en las estanterías de las bibliotecas, algunos de los cuales no se consultan hasta siglos más tarde; todo esto contribuye sin duda a la inercia atareada de aquellos que profesamos un saber inútil, una especie de saber suntuoso, una riqueza de «nuevo rico» cuyos signos externos están a pie de página. 

Pereza febril que es propia de todos aquellos que se sienten solidarios con una de las más antiguas y de las más características sociedades secretas de occidente, sociedad secreta extrañamente indestructible, desconocida en la antigüedad, me parece, y formada al comienzo del cristianismo, en la época de los primeros conventos probablemente, al margen de las invasiones, de los incendios y de los bosques: me refiero a la gran, tierna y ardorosa masonería de la erudición inútil. Sin embargo, no es simplemente el gusto por esta masonería el que me ha estimulado a hacer lo que he hecho. Creo que el trabajo que hicimos podría justificarse diciendo que es adecuado al período concreto que habíamos estudiado, a estos diez, quince, al máximo veinte últimos años, período en el que se producen dos fenómenos que si bien no son realmente importante, son al menos, según mi parecer, bastante interesantes (...)


Cuánto daría por conocer las aventuras (¿necesariamente, también inútiles?) de esa masonería.








* En 'Microfísica del Poder', curso del 7 de enero de 1976.



26/07/2011

Yo vi.


Interesantes fotos muestran algunos posts de EyeSaw. Y brillante su juego fonético entre 'el ojo - ve / el ojo [que] ve' y su fonética, que es casi idéntica a la sentencia 'Ví' / 'Yo ví' (I saw). Principalmente, recopilan intervenciones públicas relacionadas a publicidades y además, realizan alguna que otra vez, esas intervenciones. Veamos algo de lo que presentan como tal:




'No Alimente a los Animales'. Para esta intervención, sus autores aseguran que, cuando se trata de comer en la ciudad, el mundo es nuestra langosta. Hay tantas opciones por el simple hecho de que hemos sido forzados por el Big Man -y su sofisticada campaña publicitaria- a comer pollo y hamburguesas todo el día, pero eso no quiere decir que tengas que comer efectivamente su mierda [sic].









Los logos y las identidades de marca han sido cortadas del refugio de ómnibus advirtiendo y juxtaponiendo con la silueta del logo del blog para producir una imagen de irónica verdad.

















La intervención 'Burger King' sugiere que desde la infancia estamos siendo sobornados con juguetes y pelotas por codiciosas corporaciones en un intento de ganar clientelas de por vida, ignoando las consecuencias que este tipo de comida provoca en detrimento de nuestra salud.















Luego de que instalaron esta pieza, la gente de EyeSaw decidió mantenerse un rato en la parada de autobús (sin pretender algún efecto con ello) para observar la reacción de la gente. Una pareja de adultos mayores se acercó y escucharon a ella decirle al hombre: 'qué están vendiendo ahora? a lo que él respondió: 'parece una película de terror'.


¡Ah! Casi lo olvido. Titularon la intervención con una cita: 'El último capitalista en la tierra que colguemos será el que nos venda la soga'. -Karl Marx.










Como si todas estas intervenciones no fuesen interesantes, 'los EyeSaw' además hicieron lo que sigue. Dejemos que, como siempre lo hacen, las imágenes comuniquen su mensaje y ustedes construyan, cada uno, su sentido:



























Y la que más me gustó:

La libertad de la gráfica misma, echada a volar.

Y nuestra libertad, al no tener que contemplarla.




23/06/2011

Arte de sus Huesos


Abadía irlandesa Mount Mellory
| foto: O.C.S.O. |
Tal vez esto pueda verse como otro modo de recordarnos cuál es nuestro verdadero destino, igual que el caso de los monjes de la abadía de Mount Mellory, de los que nos cuenta John Huston en su hermosa película Dubliness (1987), basada, por supuesto, en el relato homónimo de James Joyce. En el diálogo, se cuenta que los silentes monjes duermen en los que serán sus futuros ataúdes, con el fin de no olvidar su final, en este reino material, mientras se dedican a hacer penitencia por los pecados de los prójimos extramuros...


Pero no lo se con certeza.



El caso es que en la Iglesia de Santa María de la Concepción, en la Vía Véneto, hay un cementerio con paredes, arcos y bóvedas recubiertas de huesos y cráneos de unos cuatro mil monjes capichinos, dispuestos en fajas, círculos, rosetas y flores, como también nichos con los esqueletos enteros, vestidos con las ropas de la Orden. La iglesia fue construida por el cardenal Antonio Barberini en 1626. 



Se la conoce como la Cripta de los Frailes Capuchinos y hasta los artefactos de luz del pasillo que conduce a la bóveda están hechos de huesos. Sólo la capilla que se usa para la Misa -una celebración para los católicos- no tiene huesos. Parece que a principios del siglo XVII, los frailes capuchinos -llamados asi por la capucha que llevan en su hábito-, dejaron el convento de San Buenaventura llevando consigo los restos de sus difuntos, para trasladarlos a su ubicación actual, de las cuales sólo continúan en pie el cementerio y la iglesia. Colocaron los huesos a lo largo de las paredes y techos de las bóvedas, y los nuevos frailes de la orden siguieron enterrando a sus muertos allí. En este lugar iban todas las noches a rezar. En 1870 dejaron de enterrar a sus miembros allí, el año en que se dejaron de enterrar a los muertos en las iglesias católicas.

'El Niño Segador'
representación de La Muerte, con su guadaña.

En una de las criptas -conocida como de los Cráneos-, están ellos clavados en la parte posterior de la sala, formando un muro con tres arcos. Delante de ese muro de cráneos hay tres esqueletos de frailes. Cada pared lateral contiene los esqueletos de dos capuchinos, en nichos curvos. El techo está hecho de vértebras, costillas y huesos pequeños, formando tres círculos de flores.


En la Cripta de la Pelvis las paredes laterales tienen dos frailes capuchinos reclinados en un nicho con arcos. En la parte posterior, los huesos de pelvis de tres frailes forman el telón de fondo. Una roseta central de la sala está formada por siete omóplatos, con colgaduras de vértebras. Pero el mayor número de huesos está en la Cripta de los Huesos de las Piernas y los Muslos: Las dos paredes laterales están formada de huesos de las piernas y muslos, apilados y luego mezclados con calaveras. Cada pared lateral contiene cuatro nichos, con el esqueleto de un fraile de pie con su hábito. En el techo hay otras dos grandes flores hechas con omóplatos, y entre ellas un marco ovalado grande, de mandíbulas y vértebras.






Podría dar una pequeña reflexión provisional para cerrar este post, pero realmente prefiero no hacerlo. Las razones de ello no son incomprensión con esta decisión monacal, ni desaprobación. Pero los argumentos que demostrarían la ausencia de estos juicios condenatorios, se me hacen algo fragmentarios y poco claros. Supongo que son esas estructuras que mi tiempo y espacio -que algunos condensan en la palabra sociedad- me exhortan a aplicar, y que, cuando quiero eludir, dejan mi interior en la certeza de que 'hay algo más para pensar y decir' pero se hace muy difícil hacerlo. Por suerte, ya puedo permanecer en ese incómodo estado, sin aún avanzar a uno superador. Por un breve tiempo... luego vuelvo a la comodidad que me da esa señora que llenó mi cabeza de juicios, y que no le gusta que no los use. Lo malo de ello es que no puedo denunciar por sus eventuales atropellos a esta dama, la totalizadora sociedad.








30/05/2011

De Arriba para Abajo (y viceversa).

Dejemos de lado los detalles prescindibles: el nombre de pila del profeta, sus discípulos, el momento en que esta historia fue narrada por primera vez (aunque nos separa de ello varios siglos, la vigencia no se perdió en ese camino), y hasta el exegeta que la recrea. Hagámosla válida para cualquier creencia, digna de cualquier maestro, válida para todo discípulo, vigente en todo tiempo, y hasta pasible de ser recreada aquí, con tan poca destreza.


Un día, unos discípulos creyeron que era una buena ocasión para que sus vidas se despegasen del humilde origen que les había tocado: tenía que hacerse realidad, por fin, el salir del anonimato, el comenzar a dominar y finalmente ocupar los primeros puestos de lo que sería el nuevo orden que inauguraría su maestro. Luego de decírselo, el guía decidió invitarlos a lo alto de una montaña. Ellos pensaron que así, además, podrían eludir todo lo que pasaba debajo de esa altura, donde los actualmente poderosos, querían erradicar a su profeta para evitar que siguiese con sus enseñanzas. Pero el Maestro, una vez arriba, les mostró la esencia de su mensaje y los invitó a bajar de la montaña junto a él... Y ésa era su valiosísima enseñanza. 

Con los discípulos pasó lo que sigue pasando a diario: los de abajo, desean subir sólo para quedarse arriba y nunca bajar. Por eso el más sabio de esos hombres los invitó a que bajen, a que vuelvan a la gente, al mundo, a la tarea cotidiana y al servicio interminable. Así les mostró que debería dejar de haber unos arriba y otros abajo, pero para lograrlo, los de abajo deberían renunciar a subir y permanecer arriba, y los de arriba deberían bajar para servir sin fin. 






08/05/2011

Sin título (XIV)


¿Los pobres serían lo que son si nosotros fuéramos lo que debiéramos ser?


Concepción Arenal




04/05/2011

Argentina Romántica (MGM, 1932)

Romantic Argentina, 1932, MGM.
Durante más de dos décadas, la MGM produjo y distribuyó un género de films conocido como 'traveltalk', una suerte de documentales cortos (aproximadamente 10 minutos, o sea, de un rollo de película) que eran exhibidos antes de las películas o junto a los noticieros que informaban a cientos de personas antes de que la TV hiciera esa tarea. Esos traveltalks fueron realmente numerosísimos (casos como el de Seattle (1940), Exotic Mexico (1942) y el otro sobre Londres (1946 - mirala aquí), también el Romantic Rivera (1951) o bien el Beautiful Brazil (1953)). Ahora nos ocuparemos del que fue rodado en Argentina, hacia el año 1932, en Buenos Aires, 'la ciudad más poblada de Latinoamérica', según la venta de la MGM. 

Este documental tenía una presencia paradigmática: el escritor, productor, actor y narrador James A. Fitzpatrick, que, a partir de 1925 comenzó a hacer los traveltalks para audiencias británicas y americanas. La MGM distribuyó las series bajo el nombre-paragua 'Fitzpatrick Traveltalks', subtituladas como la 'La Voz del Mundo' (era tan referenciado a esta clase de trabajdos que produjo para la Paramount otras conocidas como 'Vistavision Visits' (o 'Visitas en Vistavisión' -- "vistavisión" era un lente de filmación panamórfico, usado en el auge de la pantalla ancha de los años '50s), muchas de las cuales eran en Technicolor, también distribuídas por la MGM, y se hacían a razón de ocho por año hasta 1951 (durante 1952, MGM probó con nombrar estas series como 'People on Parade' o 'El Desfile de los Pueblos', aunque en 1953 volvió al viejo traveltalks). Llegado 1954, estrenó la última edición de estas series.

Por supuesto, en algún momento se les achacó que en esas muestras de diversos lugares, solamente se enfocaban sus ventajas -en su 'buena cara' por así decirlo-, a lo que Fitzpatrick contestó: "¿Cómo me podrían haber admitido en esos países si hubiese mostrado y comentado sus problemas sociales? Además de ser muy antipático para ellos, hubiese sido contraproducente. Hice mis películas en un tiempo en que viajar era algo casi imposible para el común de la gente. Creo que le mostré a las personas qué les hubiese gustado ver si ellos hubiesen podido ir. Por muchos años, digamos que tuve una agencia de viajes, también. Y no recuerdo que nadie haya alguna vez preguntado por un tour en los barrios bajos y las cárceles" (original aquí - en inglés).


Allende todo eso, ahora podrán ver cómo la MGM quiso mostrar Buenos Aires a la vista de ingleses y norteamericanos. Pueden hacerlo en el video de más abajo o en las otras dos opciones mostradas aún más abajo.





Otras Opciones para 'Romantic Argentina':






22/04/2011

Las Cosas por su Nombre.


En una película más que recomendable que Alfred Hitchcock rodó en 1959, Roger O. Thornhill -un apuesto publicista neoyorkino- le dice a su secretaria que en su gremio, no hay tal cosa como la mentira. Sólo existe la exageración conveniente ('in the world of advertising, there's no such thing as a lie. There's only expedient exaggeration'). Tal vez ese mecanismo queda desactivado por un momento con el trabajo del joven diseñador freelance Víctor Hertz. 


De Hertz conocía sólo sus pósters pictográficos (un inmejorable material). Pero aquí también lleva su mensaje a la altura de su creatividad (a la que su melómanía y pasión por el cine y la fotografía, han estimulado sin pausa, evidentemente). El concepto que exprime es interesante por demás, bajo el título de honest logos o 'logotipos honestos'. Lo que se propone es mostrar es lo que Roger O. Thornhill quería mantener como siempre estuvo en manos de los publicistas: lo que en realidad venden las marcas que compramos -- o bien, al menos, las consecuencias que acarreamos por nuestro consumo. Y tal vez esas consecuencias, deberían ser motivo para rebautizarlas con los siguientes nombres comerciales:



Juego fonético que remite a la idea 'apariencia irreal'.

Hertz utiliza el logo de Play Station para la palabra procastination,
sin equivalente en español, pero que significa una
constante posposición de las tareas que se deberían realizar 

Televisión Subnormal.

Cáncer.

Arrastrándose por la Mañana - Jamaica Ron

Información para 'tragas'

Desperdicio de Dinero

Videos de Chicas Malas

Nada para Hacer

'Expansor' de Panza

Mc Diabetes

Calorías




Genial, no? Si quieren unas dosis más de su ideas, sírvanse por aquí.




03/04/2011

Sin título (XI)




Antes de dar al pueblo sacerdotes, soldados y maestros, sería oportuno saber si no se está muriendo de hambre.

Leon Tolstoi





10/03/2011

Sin título (X)



No me importan las huelgas, lo que me importa es que se conozcan.


Estefanía Moreira





16/02/2011

Sin título (VI)



Hay tres cosas que jamás he podido comprender: el flujo y reflujo de mareas, el mecanismo social y la lógica femenina. 


Jean Cocteau





30/01/2011

Perla: Cartografía Radical



La acción vista en un plano.


 
Este es un sitio realmente particular. Sobre todo, porque cuando tiene que definir esa sección que muchas páginas poseen como ¿Quiénes Somos? no nombran a sus integrantes, ni resumen su currículo o ponen fotos y biografías ficticias. Simplemente colocan, en un infinito fondo blanco, un pasaje del libro de Jean Baudrillard, Cultura y Simulacro, aquél que dice

Si ha podido parecemos la más bella alegoría de la simulación aquella fábula de Borges en que los cartógrafos del Imperio trazan un mapa tan detallado que llega a recubrir con toda exactitud el territorio (aunque el ocaso del Imperio contempla el paulatino desgarro de este mapa que acaba convertido en una ruina despedazada cuyos girones se esparcen por los desiertos —belleza metafísica la de esta abstracción arruinada, donde fe del orgullo característico del Imperio y a la vez pudriéndose como una carroña, regresando al polvo de la tierra, pues no es raro que las imitaciones lleguen con el tiempo a confundirse con el original) pero ésta es una fábula caduca para nosotros y no guarda más que el encanto discreto de los simulacros de segundo orden. Hoy en día, la abstracción ya no es la del mapa, la del doble, la del espejo o la del concepto. La simulación no corresponde a un territorio, a una referencia, a una sustancia, sino que es la generación por los modelos de algo real sin origen ni realidad: lo hiperreal. El territorio ya no precede al mapa ni le sobrevive. En adelante será el mapa el que preceda al territorio —PRECESIÓN DE LOS SIMULACROS— y el que lo engendre, y si fuera preciso retomar la fábula, hoy serían los girones del territorio los que se pudrirían lentamente sobre la superficie del mapa. Son los vestigios de lo real, no los del mapa, los que todavía subsisten esparcidos por unos desiertos que ya no son los del Imperio, sino nuestro desierto. El propio desierto de lo real (traducido por Pedro Rovira para Editorial Kairós, Barcelona, 1978. Sólo por ser vos -y de pura yapa- te lo dejo aquí).

Como si esto no fuese definitorio, se empecinan en ofrecen una cartografía particular por región (no sólo acerca de los estados que se unen en el norte) y por problemática (etimología americana, pobreza, uranio, explosiones nucleares, símbolos monetarios, ♡, comparaciones en escala, lo grande vs. lo grandioso, calendarios de campos de boy scouts, etcétera).


Vale visitarlo: es muy interesante. Y encima, es gratis.